Paisajes más allá de la frontera

Paisajes más allá de la frontera: Francia, la inflexible elegancia (1)

Francia, hermoso país vecino, carece en su vocabulario de palabras que nosotros sabemos usar con soltura. Son palabras o términos como, por ejemplo, “improvisación”, “flexibilidad” o “capacidad de adaptación”, vocablos de carácter abstracto, pero que se pueden materializar en infinidad de contextos. Y es que los franceses, a mi parecer, son gentes de difícil cintura en eso de saber amoldarse a las circunstancias.

Paisajes más allá de la frontera: Polonia, el frío como forma de vida

Polonia es un país demasiado frío. No solo por su clima duro e inclemente y sus parques ya deshabitados en otoño, donde el hielo y la nieve ya anticipan la crudeza del invierno. A esa frialdad del ambiente contribuyen también sus edificios, reconstruidos, casi perfectos, como ocurre en Varsovia, muchos de ellos levantados tras la Segunda Guerra Mundial. No obstante, esa frialdad también da seguridad.

Paisajes más allá de la frontera: Eslovaquia, un país de cuento (y 2)

Mi segundo viaje a Eslovaquia me llevó por otras tres ciudades situadas más al este del país: Žilina, Trstená y Košice. Y siempre pasando, al principio y al final de periplo, por la apacible Bratislava. El viaje comenzó un domingo. El taxi me llevó hasta la estación de la capital del país eslovaco rumbo a Žilina, lugar en que el trasiego de viajeros con sus bicicletas da cuenta de la afición por la naturaleza y el senderismo que por allí existe.

Paisajes más allá de la frontera: Eslovaquia, un país de cuento (1)

De Eslovaquia recuerdo dos amplios periplos realizados por varias ciudades del país que me hicieron apreciar el carácter sobrio y austero que sus tierras desprenden. Y siempre pasando por Bratislava, ciudad que me cautiva por su perfecta armonía y pequeñas dimensiones que la convierten en un lugar ideal para vivir.

Paisajes más allá de la frontera. República Checa: la apacible hospitalidad (y 3)

Praga siempre nos lleva a recorrer los lugares emblemáticos que todos conocemos: la plaza de la Ciudad Vieja, con su reloj astronómico, objeto de las miradas de los turistas y de la oportunidad de trabajo para los carteristas; la Torre de la Pólvora, gótica y ennegrecida por los que años; el puente de Carlos, en otro tiempo paso de carruajes y desde siempre acompañado por treinta estatuas... Pero al visitar Praga es inevitable pensar en Kafka.

Paisajes más allá de la frontera: República Checa, la apacible hospitalidad (2)

Frente a lo vetusto, como decíamos en la anterior entrega, lleno de reminiscencias de otros tiempos, la modernidad más atrevida, tal como como pude comprobar, se puede encontrar en Brno, la segunda ciudad más grande de la República Checa y la más grande de Moravia. La Catedral de San Pedro y San Pablo, amenazando el cielo con las finas agujas de sus torres, se levanta en la colina de Petrov, dominando con majestuosidad el paisaje urbano.

Paisajes más allá de la frontera: República Checa, la apacible hospitalidad (1)

Mi aventura viajera en mi etapa profesional como inspector de educación, visitando centros y programas educativos por el extranjero, me hizo recalar pronto a la República Checa, lo que conllevó las consecuencias propias de la inexperiencia. Y la primera novatada fue el acarreo durante todos los días del periplo de un equipaje excesivo, pesado y voluminoso. Tras una breve escala en Praga, mi primer destino fue Ceské Budejovice, la capital de la Bohemia Meridional.

Paisajes más allá de la frontera: viajar es un placer (o no)

Siempre ha habido viajeros, y la mayoría, supongo, que por goce y disfrute de conocer otros mundos diferentes al suyo. Viajar es una actividad que engrandece el alma del que viaja y aumenta nuestro entendimiento. El viaje en todas sus vertientes es riqueza y apertura de miras. Por eso, mi empeño, tan humilde como apasionante, por encerrar a través de varios artículos todo lo que he descubierto y aprendido en los últimos años viajando por distintos lugares del mundo.