Paisajes más allá de la frontera: viajar es un placer (o no)

El viaje es riqueza y apertura de miras. Por eso, mi empeño por encerrar a través de varios artículos todo lo que he descubierto y aprendido en los últimos años viajando por distintos lugares del mundo
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Siempre ha habido viajeros, y la mayoría, supongo, que por goce y disfrute de conocer otros lugares, otros mundos diferentes al suyo. Viajar es, a priori, y también a posteriori, una actividad que engrandece el alma del que viaja y aumenta nuestro entendimiento. Aprendemos a comprender mejor la diversidad que nos rodea, a no despreciar todo aquello que ignoramos, nos hace más comprensivos. Y nos desprendemos de parte de nuestra ignorancia, gracias a la información geográfica, social, cultural o de cualquier tipo que vamos almacenando en nuestro pensamiento.

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No obstante, viajar no siempre es un entretenimiento que realizamos únicamente por puro placer. A veces no es una actividad que realicemos en nuestro tiempo de ocio o en nuestras vacaciones. Digámoselo a los representantes de comercio y antiguos vendedores de enciclopedias; o a los camioneros, pilotos de avión, azafatas y demás profesionales del trasiego humano. Habrá quien se sienta cómodo en su entorno habitual y no necesite aventuras que le hagan sentirse vivo de otra forma; habrá a quien los preparativos del viaje le desequilibren emocionalmente y que la incertidumbre o angustia que producen los retrasos de horarios de los aviones, trenes y autobuses, las posibles incidencias en los hoteles o cualquier imprevisto que pudiera producirse le pongan nervioso y le suponga un pánico difícil de superar. En definitiva, todos somos muy libres de elegir nuestras distracciones y maneras de diversión. No hay razones que justifiquen la mitificación ni la desacreditación del viaje, así como su reprobación.

Es justo decir también que, gracias a los viajeros que a lo largo de la historia han contado sus experiencias, muchos lectores han podido descubrir otros mundos sin moverse del sillón de su casa. Ahí tenemos a Marco Polo, por ejemplo, del que sabemos de sus andanzas por Oriente gracias a Rustichello de Pisa, con quien se encontró en una cárcel genovesa, y se empeñó en contar las aventuras del amigo. Y antes Heródoto, quien gracias a su alma viajera obtuvo material suficiente para inventar los hechos históricos que incluyó en su obra; y después Stefan Zweig, quien no solo se hizo famoso escribiendo apasionantes biografías. Y si nos ponemos a fantasear, nos encontramos con el mismísimo Julio Verne, quien además de hacernos recorrer todos los rincones de la Tierra durante ochenta días, nos llevó incluso a la Luna y a los fondos marinos con el siniestro capitán Nemo.

El viaje en todas sus vertientes es, en definitiva, riqueza y apertura de miras. Por eso, mi empeño, tan humilde como apasionante, por encerrar a través de varios artículos todo lo que he descubierto y aprendido en los últimos años viajando por distintos lugares, debido a la profesión a que me dedico y que me hace visitar centros educativos en el extranjero, tanto propios de nuestro país como ajenos. Y que ahora iremos publicando periódicamente en Viajes y lugares.

Una certeza siempre se encuentra al iniciar los preparativos para la marcha. Y es el saber que a la alegría de la vuelta y de comprobar una vez más las magnificencias de nuestro país, se suma la de haber conocido siempre algo nuevo, la de topar siempre con personas extraordinarias, tanto en el plano profesional como en el personal.

Por otra parte, el viaje también ayuda a cultivar, practicar o ensanchar los límites de nuestras aficiones. En mi caso, el gusto por la literatura me hace siempre buscar historias y escritores que por todas partes existen. Así que, siempre que pueda, dejaré una puerta abierta para aquellos autores que, de una u otra forma, me vaya encontrando allá donde recalé; y recordaré otros escritores más nuestros, que, asimismo y de una u otra manera también, tengan relación con lo que vaya contando aquí.

Los textos que publicaremos a partir de esta breve introducción y que figurarán con el título genérico de “Paisajes más allá de la frontera”, se aglutinarán en torno a los siguientes títulos que, a su vez, conllevarán varias entregas: “República Checa, la apacible hospitalidad”; “Eslovaquia, un país de cuento”; “Polonia, el frío como forma de vida”; “Francia, la inflexible elegancia”; “Portugal, un río conocido, con vistas al mar”; “Marruecos, la exótica cercanía”; “Argentina, el elegante contraste”; “Uruguay, la suave tranquilidad de las olas quietas”; “Chile, la calma andina”; “República Dominicana, el paraíso de la exuberancia”; “Ecuador, la belleza de la altitud”; “Colombia, color y música”. 

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