Hasta finales del siglo XVIII el papel de la mujer en la botánica quedaba reducido al cuidado de las plantas. Jeanne Baret (1740-1807) es un ejemplo que rompió esquemas. Considerada la primera mujer botánica en dar la vuelta al mundo, lo hizo disfrazada de hombre y bajo el nombre de Jean. De hecho, descubierto su ardid, sólo pudo regresar a París en 1776 una vez se casó con un oficial de la Marina y, eso sí, lo hizo con 30 cajas llenas de 5.000 especies de plantas, 3.000 de ellas nuevas.