Nos lanzamos a un breve pero intenso paseo. Vamos a vernos cara a cara con temibles gigantes, como esos a los que se enfrentó Don Quijote de la Mancha. Los que ahora visitamos están en Consuegra, pintoresca y bonita localidad de la provincia de Toledo, y sus aspas también nos parecen brazos, como al genial personaje de Cervantes.
Estamos ante una docena de antiguos molinos de viento con nombres extraídos de la inmortal obra del gran escritor español, encantadoras construcciones que, en general, presentan una conservación impecable a pesar de su longevidad, ya que muchos están datados en el siglo XVI. Es el caso del bautizado con el nombre de Sancho, en recuerdo del fiel escudero del ingenioso hidalgo.
Si el skyline de muchas ciudades suele dibujarnos una silueta repleta de edificios que parecen rozar el cielo, el del cerro Calderico, lugar en el que se encuentran los molinos de Consuegra, nos ofrece una alegre fiesta de aspas que parecen jugar con las nubes.
Los molinos de viento de Consuegra, declarados Bien de Interés Cultural, fueron en su día útiles construcciones que se utilizaban para moler el grano y convertirlo en harina. Hoy nos ofrecen una encantadora imagen, una romántica estampa que forma parte de la Ruta del Quijote.
El cerro Calderico cuenta con otro atractivo que no nos pasa desapercibido. Los molinos no están solos, acompañan a otra emblemática construcción de Consuegra: el castillo de la Muela. Considerado uno de los mejor conservados de Castilla-La Mancha, esta fortaleza posee un origen musulmán, aunque su imagen actual fue modelada en el siglo XII por la Orden de San Juan de Jerusalén.
El castillo, desde el que se alcanzan unas vistas impresionantes, es el lugar en el que perdió la vida Diego Rodríguez, hijo del Cid Campeador. La visita a esta antigua construcción, perfectamente restaurada, es realmente interesante. Podemos contemplar su exterior y también recorrer su interior provisto de mobiliario y armas que recrean la época a la que pertenece. El ayuntamiento de la localidad suele organizar diferentes actividades en torno al castillo rememorando su historia: danzas, dramatización de escenas de la vida medieval, mercadillo de la época…
Ya que estamos en Consuegra, sería imperdonable no hacer mención a la bonita Fiesta de la Rosa del Azafrán, una cita que tiene lugar a finales de octubre, momento que coincide con la recogida da la flor de la que se extrae la valorada especia. Está declarada de Interés Turístico Regional y, a través de diferentes actos y celebraciones, en ella se destaca la importancia del conocido como ‘oro rojo’ y la marcada importancia y tradición que tiene en estas tierras.
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