La primera vez que un visitante llega a Rioja Alavesa no puede más que asombrarse por lo auténtico del paisaje que se encuentra. Viñedos hasta donde alcanza la vista. Pueblos medievales que conservan intacta su esencia y encanto. Ríos, montañas y cientos de senderos para recorrerlos todos y atesorar cada detalle, cada momento que haga que la visita a esta comarca sea una experiencia inolvidable.
Nos ha entrado ‘el gusanillo’ por descubrir un rincón con mucho que ofrecer como es Rioja Alavesa. Pero si no disponemos de mucho tiempo para recorrerla pueblo a pueblo, como sería lo ideal, ¿hay alguna forma de sintetizar todo lo que una comarca como Rioja Alavesa puede regalar a quien la visita? Vaya que sí la hay. Su capital, Laguardia, es un muestrario óptimo de cómo se vive en esta región, de cómo puedes deleitarte con su cultura, su historia y su gastronomía.
La Ruta del Vino de Rioja Alavesa lleva ahí desde siempre. Hace cientos de años que la población empezó a asentarse en sus localidades, momento en el que el vino empezó a aparecer en la vida de la comarca. Desde entonces y hasta ahora, pasado y presente se han dado la mano para que, junto a la vanguardia, las tradiciones sigan muy presentes en un lugar donde los fantásticos vinos que salen de la tierra se convierten en el hilo conductor de historias, momentos, sensaciones y vivencias que calan en lo más hondo de nuestro corazón. Porque la Ruta del Vino de Rioja Alavesa lleva desde siempre a tu lado.
Momentos, sensaciones o experiencias: estos son solo algunos de los valores que esta comarca transmite a todos los visitantes que se dejan atraer por sus infinitos encantos.
Tradiciones muy arraigadas como el Descendimiento de Cristo, la Quema de los Judas y el Juicio a Judas; eventos deportivos como torneos y exhibiciones de pelota; actividades enoturísticas y diferentes eventos culturales y gastronómicos configuran las propuestas de la Ruta del Vino de Rioja Alavesa para disfrutar de la Semana Santa.