Este país recóndito, sin salida al mar, con una superficie equivalente a la del Reino Unido, Rumania o la mitad de España, desconocido para muchos durante décadas, ha sabido preservar sus esencias sin contaminarse con el turismo masivo que ha invadido en buena medida a sus “famosos” vecinos. Se le conoció en el siglo XIV como Lan Xang, o el 'reino del millón de elefantes'. Ya no hay tantos, pero aún se pueden ver en algunos lugares.
Las cataratas de Kuang Si se encuentran entre las más bellas del Sudeste Asiático. Rodeadas por una selva exuberante, es un conjunto de diferentes saltos y piscinas naturales situadas en el norte de Laos, a menos de treinta kilómetros de la bella ciudad de Luang Prabang. En la zona de las cascadas también puede visitarse un centro de recuperación de osos asiáticos y un parque que acoge a más de cincuenta especies de mariposas.
Construido en el siglo XVI, este templo budista es un perfecto ejemplo de recinto monacal que se levanta en el centro histórico de Luang Prabang, la antigua capital de Laos, una ciudad bañada por el río Mekong y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En sus orígenes, el templo de Wat Xieng Thong fue utilizado como templo real. Era el lugar en el que se coronaba a los reyes de Laos.
Al norte de Laos y rodeada por un idílico entorno montañoso nos encontramos con la tranquila ciudad de Luang Prabang, uno de los destinos más visitados del país. Los motivos de su popularidad entre los viajeros son numerosos, pero entre ellos destaca la cantidad de templos budistas que pueden admirarse y el tranquilo ritmo de vida y amabilidad que nos regala este punto del planeta.