Faltan pocas semanas para que Cuenca ceda el título de Capital Española de la Gastronomía (CEG) a Oviedo. Es buen momento para hacer un repaso a todo lo que esta ciudad ofrece a quienes decidan visitarla. Nos hemos limitado a uno o dos temas por cada una de las letras del abecedario, pero hay mucho más. Cuenca, como ellos mismos dicen, “es deliciosa” pero también es una ciudad para disfrutarla, valorarla, vivirla, descubrirla y amarla. Y eso dura para siempre.
Visité por primera vez la noble villa de Moya hace algunos años, con motivo de un reportaje que realicé para el programa de TVE “España en Comunidad”. Me interesé por este histórico y bello lugar, ubicado en la serranía de Cuenca, por haber llegado a ser en su época de esplendor la llave de los reinos de Castilla, Aragón y Valencia. Hoy, es una ciudad medieval en reconstrucción, situada en un lugar estratégico privilegiado, declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1982.
Este paraje natural, situado a unos 30 kilómetros de la ciudad de Cuenca, está repleto de formaciones rocosas con formas caprichosas modeladas por la erosión a lo largo de millones de años. El lugar está declarado Sitio de Interés Nacional.
La Fundación InterMundial, cuyo objetivo es la promoción y desarrollo de las zonas, personas y entidades que trabajan por un turismo sostenible, organiza los próximos 29, 30 y 31 de marzo, en colaboración con la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, el II Encuentro del Viajero Responsable en Cuenca.
Durante la Semana Santa de Tobarra los tambores suenan de forma incesante más de 100 horas seguidas. La Ruta de la Pasión Calatrava permite recorrer Ciudad Real a través de un espectáculo que trasciende lo religioso. En Hellín, su Semana Santa está considerada de Interés Turístico Internacional gracias a la perfecta conjunción de lo pagano y lo religioso, mientras que en Cuenca las calles están inmersas en una perenne atmósfera musical. Toledo se entrega a la belleza y el silencio de la noche.