Cada Semana Santa, Coria se sumerge en un aura de recogimiento, devoción y fe. Las calles de un impresionante casco histórico se convierten en un marco físico incomparable para la representación del ritual litúrgico procesional atestiguado por los ornamentales pasos que, portados por las Cofradías Penitenciales de la Santa y Vera Cruz, del Santísimo Cristo de la Salud, del Santísimo Cristo de los Afligidos, de María Santísima del Amor Hermoso, y de Jesús Resucitado y Nuestra Señora del Rosario, realzan la belleza artística de una ciudad que vive como ninguna su semana más grande, declarada de Interés Turístico Regional.
El Casco Histórico de Coria, con sus calles empedradas y su vetusta Muralla Romana, se convierte durante la Semana Santa en un decorado natural que evoca la mítica Jerusalén. Aquí, cada rincón parece susurrar siglos de historia, mientras las procesiones avanzan con solemnidad, acompañadas por el eco de tambores y el murmullo de oraciones. Las cofradías, ataviadas con sus hábitos tradicionales, portan pasos de una belleza artística deslumbrante, tallados en madera con una maestría que desafía el tiempo.
El Sagrado Mantel: reliquia universal
En el corazón espiritual de esta celebración se encuentra el Sagrado Mantel de la Última Cena, una reliquia única en el mundo cristiano custodiada en la Santa Iglesia Catedral de Santa María de la Asunción. Este lienzo, que según la tradición fue testigo del momento fundacional de la Eucaristía, se convierte en el eje central de la devoción cauriense. Su presencia añade un aura de misticismo a las procesiones, invitando a los fieles y visitantes a contemplar no solo la belleza exterior, sino también la profundidad de un legado que trasciende lo terrenal.
Procesiones que conmueven el alma
La Semana Santa de Coria es un recorrido emocional que comienza con la Procesión de María Santísima del Amor Hermoso el Domingo de Ramos. Ataviadas con túnicas granate y mucetas blancas, las mujeres de la cofradía encarnan el amor maternal de la Virgen, guiando a los fieles en un desfile penitencial que se prolonga hasta la madrugada del Lunes Santo. Es un momento de recogimiento, donde el silencio se convierte en la mejor expresión de fe.
El Lunes Santo, la Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo de los Afligidos toma las calles bajo la luz de las antorchas. El sonido de una esquila y el retumbar de un tambor rompen el silencio nocturno, mientras los cofrades, vestidos con hábitos franciscanos, avanzan en una procesión que parece transportar al espectador a otro tiempo. El Miserere, interpretado a capela, eleva el espíritu y sumerge a todos en una profunda reflexión.
El Viernes Santo, la Virgen de los Dolores protagoniza una de las procesiones más emotivas. Portada por la Cofradía de la Santa y Vera Cruz, la imagen de la Madre Dolorosa transita por las calles iluminadas por cientos de velas. El llanto de la Virgen, simbolizado por los pañuelos que los fieles le ofrecen, se convierte en un acto colectivo de consuelo y solidaridad.
Un destino que deja huella
La Semana Santa de Coria no es solo una celebración religiosa; es una experiencia que toca el alma. Sus procesiones, cargadas de simbolismo y belleza, ofrecen al visitante la oportunidad de vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en un marco incomparable. Aquí, el arte, la historia y la fe se funden en un ritual que trasciende lo terrenal y conecta con lo eterno.
Si buscas un destino para las próximas vacaciones de Semana Santa, Coria te espera con los brazos abiertos. Ven a descubrir sus encantos, a sentir la emoción de sus procesiones y a venerar el Sagrado Mantel, una reliquia que nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la fe siempre prevalece.
Escribe tu comentario