Tokio, la ciudad cosmopolita que abraza tradición y modernidad, invita a los viajeros a sumergirse en los festivales de fuegos artificiales, los espectáculos más destacados del verano en Japón. Cuando se pone el sol, la imagen de Tokio cambia radicalmente: los grandes rascacielos se iluminan, los carteles de tiendas, bares y restaurantes brillan y dan comienzo un sinfín de experiencias que solo tienen lugar después del anochecer.
Durante el verano, las agradables temperaturas de la noche acompañan a explorar con más tranquilidad los lugares más interesantes de la gran metrópolis y disfrutar de los grandes espectáculos que iluminan el cielo: los festivales de fuegos artificiales. Estos festivales son los eventos más destacados de la temporada estival en Japón y gozan de gran admiración y reconocimiento en todo el mundo por su nivel artístico, sus emocionantes ráfagas de colores y sus espectaculares formas. La imagen de los fuegos artificiales en el cielo se describe entre el público nipón como “flores que florecen en el cielo nocturno”, y en japonés se les denomina ‘hanabi’, que significa flor de fuego.
En Tokio, se celebran diversos eventos en julio y agosto en los que el arte de la pirotecnia es protagonista, y el más antiguo es el Festival de Fuegos Artificiales del Río Sumida, llamado antiguamente Ryogoku no Kawabiraki (la apertura del río en Ryokoku), que comenzó en 1733, y donde, según se cree, los fuegos artificiales se lanzaron para conmemorar a los espíritus de las víctimas de la hambruna y también para evitar desastres. Esa vinculación entre los ‘hanabi’ y los deseos de paz a las almas de los fallecidos hace que muchos de estos eventos se celebren en verano como parte del Obon, la fiesta japonesa de los difuntos.
Los festivales más espectaculares
Entre los festivales con más fuegos artificiales se encuentra el que se celebra el 3 de julio bajo el nombre de CityPop, que tiene lugar en la zona de Tama, y se caracteriza porque el espectáculo del cielo se combina con las canciones pop japonesas más populares de los años 70 y 80. Poco tiempo después, el 20 de julio, el barrio de Adachi acogerá este año la 46.ª edición de sus fuegos artificiales y durante una hora se lanzarán 13.000 artefactos. El 23 de julio, en la zona de Shibamata se puede ver el festival de fuegos artificiales de Katsushika Noryo. Finalmente, en el centro de Tokio, el barrio de Asakusa disfruta el 27 de julio del mayor evento, el Festival de fuegos artificiales del río Sumida, un espectáculo que el público contempla desde la ribera del río o desde los edificios más altos de la ciudad. En este histórico festival, los especialistas en pirotecnia con más talento compiten ante un jurado por mostrar sus creaciones más originales.
En el mes de agosto, el barrio residencial de Itabashi celebra su propio festival, conocido por recrear con fuegos artificiales una cascada de 700 metros de largo, tan impresionante como las Cataratas del Niágara, y también por los Shakugosundama, unos enormes fuegos artificiales que llegan a alcanzar en el cielo los 360 metros de diámetro. Por último, el 24 de agosto, el barrio de Edogawa ofrece al público otro festival, conocido por su imponente comienzo, en el que durante 5 segundos se lanzan 1.000 fuegos artificiales.
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