Nos dirigimos a la Comunidad Foral de Navarra, en el norte de España. A poco más de cuarenta kilómetros de distancia por carretera de Pamplona, la capital de la comunidad, se encuentra nuestro destino. Estamos en Olite, una bella población medieval en la que parece haberse detenido el tiempo.
Olite posee una atracción especial que atrapa al visitante. Sus encantadoras calles empedradas proponen un paseo delicioso entre casas nobles que lucen escudos de armas, arcadas góticas, galerías medievales, iglesias, un imponente palacio castillo…, todo ello sumado a una reconocida tradición vinícola que hace destacar al municipio como uno de los puntos clave del buen vino navarro.
Con cerca de cuatrocientos habitantes, esta pequeña localidad es grande en patrimonio cultural, histórico y religioso, por lo que cuenta con la declaración de Conjunto Histórico y Artístico. Parece claro que hay mucho que ver en este lugar situado en el corazón de Navarra que, sin duda, merece una visita. Para abrir boca, nosotros vamos a destacar los dos grandes símbolos de la ciudad: la iglesia de Santa María la Real y el castillo o Palacio Real de Olite.
Castillo de Olite
Nuestra primera parada la realizamos en el castillo, oficialmente Palacio Real de los Reyes de Navarra. Es una bella construcción digna de cuento de príncipes y princesas, con estancias lujosas, jardines colgantes, fosos, murallas y vistas increíbles. Se construyó entre los siglos XIII y XIV. Actualmente acoge un parador que hace las delicias del visitante. Esta joya arquitectónica llegó a ser considerado uno de los palacios más bellos de Europa. Fue declarado Monumento Nacional en el año 1925.
El castillo está compuesto por tres zonas bien diferenciadas: el Palacio Viejo, actual Parador Nacional, las ruinas de la Capilla de San Jorge y el Palacio Nuevo, que supone la parte más extensa de la construcción. Como curiosidad, cabe destacar el gran bloque cónico que puede verse en el exterior del castillo. Es conocido popularmente como ‘el huevo’. Se trata de una antigua nevera en la que se almacenaba el hielo con el fin de conservar en él los alimentos perecederos.
Este magnífico edificio puede visitarse de forma libre, guiada y mediante visita teatralizada y didáctica para los más pequeños que se acercan en familia.
Iglesia de Santa María la Real
Es otro de los grandes tesoros de la población. Se encuentra junto al castillo y data del siglo XIII. Declarada Monumento Nacional, posee una bella fachada gótica en la que destaca un gran rosetón. Cuenta con una esbelta torre de planta cuadrada que se construyó en el siglo XV.
Este majestuoso templo luce detalles que nos hablan de los momentos de esplendor del Reino de Navarra. De hecho, fue escenario de solemnes ceremonias de la corte, celebraciones y grandes festividades.
En su interior destaca su magnífico retablo mayor, compuesto de 28 tablas de pintura al óleo que representan pasajes de la vida de Jesús. Están presididas por una talla de la Virgen con el Niño.
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*Imágenes: Mª José Montañana Cebriá
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