El templo Seigantoji y la cascada Nachi

Visitamos Japón, un país lleno de contrastes en el que es fácil pasar de un marco tradicional al ambiente más moderno y vanguardista. En general, ambos aspectos están perfectamente representados por Kioto y Tokio, urbes que han sabido proyectar sus valores y encantos al turismo. Sin embargo, mucho menos conocido es el ámbito rural del país nipón. Existen aldeas y pequeños pueblos que se mantienen fieles a su aspecto más tradicional y en las que resulta sencillo hacerse una idea de cómo se vivía en estas zonas en la época feudal. 

También existen muchas zonas y espacios que combinan exuberante naturaleza con un carácter sagrado y espiritual que no suelen encontrarse en las rutas turísticas habituales, aunque sí son muy visitados y apreciados por la gente local. Vamos a descubrir uno de esos puntos del país. 

Nos acercamos a la prefectura de Wakayama, situada a poco más de una hora por carretera de Osaka, la tercera ciudad más grande de Japón. Nos adentramos en la región de Kumano, un territorio por el que discurre el Camino Kumano, una conocida ruta sagrada de peregrinación milenaria que recorre una extensa red de senderos que unen pagodas y templos de gran importancia religiosa. Uno de ellos es nuestro protagonista: Seigantoji, un conjunto religioso formado por un templo junto a su pagoda, un santuario y una cascada sagrada que cuenta con la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

La impresionante pagoda roja de tres pisos del templo Seigantoji es la imagen que más impacta de este lugar rodeado por una bellísima naturaleza salvaje, majestuosas montañas y profundos bosques. 

Por su parte, el templo es la construcción más antigua de la región de Kumano. El conjunto se encuentra situado en lo alto de un monte, por lo que la ruta hasta alcanzarlo es ascendente y posee un buen número de escalones que es necesario subir para acceder a la zona sagrada. 

Todo este escenario religioso tiene como fondo a la cascada Nachi, la más alta de Japón con una caída de más de 130 metros. Además de su fascinante belleza, la cascada tiene también un carácter sagrado y es un lugar de culto al que acuden miles de creyentes para vivir una experiencia espiritual, ya que está considerada el hogar de una relevante deidad sintoísta en honor de la que se construyó el santuario Kumano Nachi. 

Sin duda, este punto de Japón es un lugar de obligada visita por la especial comunión que mantienen sus elementos sagrados con la naturaleza, creando un escenario con una gran carga espiritual y una singular belleza.