Estamos en un punto del planeta muy especial, mágico y lleno de autenticidad. Nos acercamos hasta Myanmar, la antigua Birmania. Nuestros pasos se dirigen hacia el centro del país. Buscamos la ciudad de Bagan, un destino famoso por sus numerosos templos, grandes joyas que destacan envueltas por una increíble naturaleza.
Paseamos por la antigua capital del reino de Pagan, una auténtica joya del patrimonio histórico y cultural birmano, un lugar excepcional situado en una meseta que guarda uno de los grandes tesoros arqueológicos del mundo. La antigua Bagan es como una verde alfombra cubierta por más de 2.000 pagodas y templos budistas espectaculares. Es difícil elegir entre tantas bellas construcciones y también es imposible descubrirlas todas en unas pocas horas; se necesitan varias jornadas para apreciar por completo la esencia de este lugar.
Todas estas maravillosas construcciones fueron creadas entre los siglos XI al XIII y se encuentran protegidas por una muralla con diferentes puertas de acceso. Al fundador del antiguo reino de Pagan, el rey Anawratha, se atribuye uno de los períodos de mayor esplendor de toda la región: introdujo el budismo e inició la creación de todos estos monumentos religiosos que hoy nos dejan boquiabiertos.
En este impactante lugar se encuentra nuestro destino: la pagoda Shwezigon, un inmenso templo formado por estupas doradas que se remonta al siglo XII y en el que destaca su monumental campana principal, un elemento que crea una imagen fascinante cuando brilla con la luz solar. Es uno de los templos más famosos de Bagan, y también de Myanmar. Además, es la pagoda más grande de todo el conjunto y su diseño ha servido de ejemplo para muchas otras pagodas del resto del país.
En su interior hay varias figuras de Buda y, según se afirma, también se conservan algunos de sus huesos y las huellas de sus pies, por lo que este lugar sagrado es un importante destino de peregrinaje para el budismo.
Aunque esta construcción conserva prácticamente su estructura original, algunas de sus partes, especialmente las correspondientes a la cúpula, han tenido que ser restauradas en diversas ocasiones debido a que el edificio ha sufrido los daños provocados por diferentes terremotos.
No cabe duda de que Bagan es uno de los rincones más fascinantes de Asia. Disfrutar de un atardecer en este punto del planeta es una experiencia inolvidable. Además, en el momento en el que el sol se esconde, la pagoda Shwezigon se ilumina ofreciendo una imagen bellísima.
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