A poco más de dos horas de Tokio, Nikko se presenta como un remanso de espiritualidad y naturaleza en la prefectura de Tochigi, rodeado de montañas y bosques frondosos. Este pequeño enclave es célebre por albergar algunos de los santuarios y templos más emblemáticos de Japón, lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, así como por sus paisajes que varían drásticamente con cada estación.