Palma destaca por su fascinante legado histórico y su valioso patrimonio cultural. Este se puede descubrir a través de tres rutas que recorren sus antiguas murallas, su barrio judío y sus emblemáticos patios para hacer de la visita a la capital balear un recuerdo imborrable.
1-Ruta por el barrio judío
Esta ruta comienza en la Plaza de Cort, uno de los puntos más animados del centro histórico, donde se encuentra “La Olivera de Cort”, un olivo centenario que simboliza la paz. Desde allí, una parada obligatoria es en la calle Almudaina, donde un bello arco gótico da la bienvenida al Call Maior, el antiguo barrio judío. Cerca, se encuentra el Centre Maimó Ben Faraig, una visita imprescindible para conocer la vida judía en la Palma medieval. Aquí es posible contextualizar la historia que se irá descubriendo en el camino.
La ruta continúa hacia el Museo de Mallorca, que guarda restos arqueológicos y objetos únicos que formaron parte del día a día de esta comunidad. En la calle Sol, antigua entrada al Call, una discreta placa en el suelo marca el inicio de un recorrido lleno de simbolismo. Muy cerca, las calles Call de Can Dusai y Montesión conservan la esencia del barrio original, unidas por un arco que invita a seguir explorando. Cerca, se puede visitar otro de los puntos más emocionantes del recorrido: la Iglesia de Montesión, construida sobre la antigua sinagoga mayor. En su base aún se conservan fragmentos originales, y entre sus piedras se esconden pequeños papeles con deseos.
La ruta finaliza en la calle Santa Eulalia, antigua vía principal del primer barrio judío, y el Call Menor, donde se conformaba el segundo barrio judío de la ciudad. Una ruta que invita a perderse entre callejuelas llenas de historia y descubrir la huella de la comunidad judía en Palma.
Baluard de Sant Pere, sede del Museo de Arte Contemporáneo de Palma
2-Ruta por las antiguas murallas de Palma
Esta ruta invita a recorrer algunos de los rincones más fotogénicos y emblemáticos de Palma, siguiendo las huellas de su antiguo sistema defensivo. La ruta comienza en Es Baluard des Príncep, un espacio restaurado que simboliza la antigua fortificación. La siguiente parada es Dalt Murada, un punto estratégico con impresionantes vistas al Mediterráneo y al Parc de la Mar, que destaca por su enorme lago de agua salada.
A pocos pasos, el Arco de la calle Almudaina guía hacia la Catedral, uno de los grandes iconos de la ciudad. Desde allí, el camino avanza por la Muralla de Ses Voltes, hoy convertida en espacio cultural al aire libre. La ruta concluye en el Baluard de Sant Pere, sede del Museo de Arte Contemporáneo de Palma, donde aún se conservan restos de la muralla y un antiguo aljibe de agua dulce de 353 m², hoy utilizado para exposiciones y eventos. Un recorrido perfecto para quienes buscan historia, vistas espectaculares y una experiencia diferente de Palma.
Can Vivot, con su encantador patio barroco del siglo XVII
3-Ruta de los patios
Este recorrido es perfecto para perderse por el casco antiguo de Palma y descubrir algunos de los patios más bellos y representativos de las casas señoriales que pertenecieron a las familias más influyentes de la ciudad. Son espacios que, no solo sorprenden por su arquitectura, sino también por el papel que jugaron en la vida social y simbólica de la época. Palma cuenta con más de 60 patios, pero algunos de los más destacados y encantadores son los siguientes:
El patio de Cal Marqués de la Torre, hoy sede del Colegio de Arquitectos, que se integra de forma singular en el trazado de la antigua muralla y cuenta con una elegante escalera elíptica del siglo XIX. Muy cerca, Can Bordils, una de las casas señoriales más antiguas, se levanta sobre una estructura de origen musulmán y alberga actualmente el Archivo Municipal; su escalera, de gran presencia, es uno de sus elementos más fotografiados. También merece una visita Can Vivot, con su encantador patio barroco del siglo XVII, suelo empedrado con formas geométricas, arcos rebajados y una escalera imperial que conduce a carruajes históricos protegidos bajo un porche. El paseo puede finalizar en el Casal Solleric, en pleno Passeig del Born, donde el arte contemporáneo ha tomado el relevo en un patio de gran pendiente, empedrado y rodeado de arcos, con una monumental escalera doble que sigue siendo lugar de paso y encuentro.
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