El Volcán Lanín, que en lengua Mapuche significa "roca muerta" o "murió de un atracón", es una geoforma “dormida” ya que el último episodio sismológico se desarrolló en febrero de 2017, pasando de alerta verde a amarilla (lo suficiente para causar un lindo susto).
Es una de las cumbres que más enamora a todo andinista, uno de los desafíos más importantes que tiene Argentina. Está ubicado al sur de la provincia de Neuquén, dentro del departamento Huiliches, con su cabecera en Junín de los Andes y en la zona centro del Parque Nacional Lanín.
El volcán tiene una altura de 3.776 m.s.n.m, donde su cara sur está cubierta por glaciares de más de 100 metros, la misma altura que las paredes frontales del glaciar Perito Moreno en la provincia de Santa Cruz, distando una provincia de otra más de 1.604 km.
Es, a la vez, una de las cumbres más significativas para las comunidades Mapuches, ya que es considerada como Montaña Pillán, es decir, una montaña sagrada, donde actualmente se desarrollan los Nguillatunes, las cuales son ceremonias ancestrales, donde se agradece y se pide por los ciclos naturales. Estas ceremonias se realizan antes de la llegada, llevadas a cabo por una Machi, que son mujeres que articulan entre los mundos espiritual y terrenal, o hombres, con grandes dones curativos o de videncia.
Es un volcán que llama a la visita y contemplación tanto a residentes como a turistas, invitando a la meditación o a pasar el día con un rico asado (solo en lugares habilitados) y después unos ricos mates.
La cara sur, que requiere de un ascenso técnico sobre hielo, se encuentra sobre el Lago Huechulafquen, que es el más grande del Parque Nacional y el más profundo, con más de 700 metros de profundidad aproximadamente. La Prefectura Naval Argentina hizo un sondeo y marcó 500, pero siguió titilando y se calcula tal profundidad.
📝 Durante el terremoto de Concepción, en 2010, el lago permaneció un mes de color turquesa 😮, ¡ya que ascendieron los minerales!
Mientras que la cara norte se convierte en la vía de ascenso más fácil, dado su grado de pendiente y su menor presencia de glaciares. Es recomendable desarrollar el ascenso en el mes de diciembre, ya que los hielos están más rígidos que en el resto del verano.
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