En el mundo existen innumerables lugares mágicos. Sitios cargados de símbolos, leyendas e historias. Espacios repletos de grandes misterios, paisajes increíbles, bosques encantados, maravillas arquitectónicas o con formaciones naturales únicas. El Valle de Iruelas — situado en la cara norte del extremo oriental de la Sierra de Gredos y limitado por el embalse de El Burguillo, dentro del término municipal del pueblo abulense de El Barraco — es uno de estos lugares únicos, mágicos y singulares.
Su clima suave y húmedo, favorece una vegetación más propia de la zona norte de la península que de la meseta castellana, generando más de 600 especies y subespecies de plantas superiores, entre las que destacan los abedules, acebos, tejos, roble melojo, junto a otras especies como arce, castaño, chopo, encina, enebro, o sauce. Al mismo tiempo, los pinos, en sus variedades de resinero, larício y silvestre, destacan con grandes masas sus laderas. Y, por lo que respecta a la fauna, El Valle Iruelas ha sido declarada como Zona de Especial Protección a las Aves (ZEPA) por la Unión Europea, debido a la gran variedad de rapaces que están presentes en su entorno, tales como el águila real, calzada, culebrera, ratonero, cernícalo, milano negro y real, alcotán, búho real y cárabo. Junto a estas especies un gran número de paseriformes, es decir pájaros como el roquero rojo, pechiazul y bisbita ribereño. En fin, un maravilloso paraje, rodeado de montañas, ríos y bosques, fauna y flora singular; un refugio ideal para aquellos que buscan escapar del bullicio de la ciudad y sumergirse en un entorno de tranquilidad y autenticidad rural.
Pues bien, dentro de este contexto idílico natural emerge Los Tres Anillos Verdes: un centro multidisciplinar fundado por Antonia Álvarez Villar y Matías Fernández Miguélez para poder desarrollar diversas actividades culturales en plena naturaleza como retiros, exposiciones o proyectos de trabajo, con el propósito principal de promover un turismo activo — respetuoso con el medio ambiente—, orientado a nuestro bienestar.
Hoy en día conserva su tradicional imagen, pero se ha reconvertido en un foro cultural donde desarrollar todo tipo de actividades lúdicas, cursos, terapias, taichi, yoga, talleres para grupos específicos.
La infraestructura de Los Tres Anillos Verdes es una magnífica adaptación de la antigua piscifactoría construida en el año 1936, aprovechando una corriente de agua rápida y torrencial, de pronunciada pendiente cortada por rocas. Al parecer, por aquel entonces “el tío Vicente”, piscicultor de las instalaciones y guarda de Iruelas, capturaba a la antigua, es decir, con garlito, caña de bambú y esparavel, reproductores salvajes de trucha común de la propia garganta y posteriormente sembraba el lecho del río con huevos embrionados con alevines de pocos días.
Por cierto que, la piscicultura —un noble arte ideado para multiplicar los peces— procede de la época de los romanos, en la que se construían piscinas, canales y viveros donde se criaban peces para poblar lagos y otras aguas. Una práctica inteligente que los conquistadores romanos legaron posteriormente a los pueblos vencidos, y que los reyes y príncipes en la Edad Media y las comunidades religiosas continuaron exitosamente hasta nuestros días.
El nombre Los Tres Anillos Verdes tiene un significado profundo. Para empezar, la partícula “Iru” (tres), de origen vasco, que pone nombre al Valle de Iruelas, donde está enclavado este centro multidisciplinar, hace referencia a las tres gargantas que confluyen en la zona. Un detalle relevante que Antonia y Matías —muy familiarizados con la simbología y la espiritualidad— subrayan para definir la esencia del lugar, como canal creativo y de conexión del ser humano con su Supra Conciencia e infinitas potencialidades. En numerología el número 3 está relacionado con la inspiración, la creatividad, la alegría y el autoconocimiento.
Los anillos tienen forma circular. El círculo es el símbolo de lo sagrado y la perfección y la eternidad. Los egipcios los relacionaban con la unión matrimonial y el compromiso mutuo, y los hebreos con la sabiduría. Cuenta la leyenda que cuando al rey Salomón le ofrecieron escoger entre sabiduría, riqueza y poder, escogió la sabiduría representada en su anillo.
El verde es el color de la naturaleza, la esperanza y el equilibrio. Es el color de los bosques y los campos, y lo asociamos con la salud, la armonía y la estabilidad emocional. Se ha comprobado que el verde tiene un efecto equilibrante, reduciendo el estrés y la ansiedad.
Mantuve una intensa, interesante y profunda conversación matinal con los fundadores de esta preciosa iniciativa, Antonia Álvarez (Libra con ascendente en Leo) y Matías (Leo con ascendente en Libra) el domingo 28 de julio. Para empezar, les comenté que el entorno en el que nos encontrábamos había superado con creces todas mis expectativas; que yo, que soy abulense, no podía imaginarme que en la meseta castellana existiera un ecosistema natural más propio de zonas nórdicas peninsulares; y, que, cuando abandoné la carretera N-403, desde el embalse de El Burguillo, sentí que me encontraba en otra dimensión espacio-temporal desconocida para mí.
Tras los saludos de rigor y las primeras preguntas de situación, uno se da cuenta al instante que el fuerte de Antonia Álvarez es claramente las personas, por su carácter amable, generoso, empático y extrovertido; también, que ha tenido que afrontar a lo largo de su vida importantes y duros desafíos y adversidades personales y profesionales, que hoy ve como bendiciones y oportunidades para seguir creciendo.
Durante su etapa anterior como directora de su propia empresa ha desarrollado habilidades relacionadas con la inteligencia emocional, resiliencia, capacidad de adaptación, la gestión de equipos humanos o la resolución de conflictos.
Su frase favorita, que resume bien su modo de ver y estar en el mundo es del científico Albert Einstein. Dice: «Mira profundamente en la Naturaleza y entonces comprenderás todo mejor».
Matías Fernández estudió Salud Ambiental, y es terapeuta y profesor de Thai Chi. Es de espíritu sereno, como el de un lago límpido, terso y en calma absoluta. Sus ojos —que son el espejo del alma— profundos y brillantes lo dicen todo de él. Nos hablan de espiritualidad y autenticidad; de alguien con energía positiva y una conexión profunda con el ser interior.
Me comenta que, desde una edad temprana, siempre le han atraído los entornos naturales, porque le aportan serenidad y armonía. Considera que la Naturaleza no es sólida, sino fluida; que más allá de la morada, existe un mundo; y más allá del mundo, un Universo.
Los Tres Anillos Verdes es su gran sueño hecho realidad. Una forma de vivir en armonía con uno mismo y todo lo creado; un medio para compartir con los demás su gran riqueza interior y ayudarles a que puedan adquirirla por ellos mismos.
He visto en Antonia y Matías un equilibrio perfecto, un mix maravilloso de las dos grandes fuerzas de la vida: La masculina, dirigida a la acción, la consecución de logros, el orden, la lógica, las reglas y la estructura; la femenina, orientada hacia la espiritualidad, el alma, las emociones, la sutiliza, la intuición, la receptividad y a la entrega. Dos grandes fuerzas que, en el caso de Antonia y Matías, trabajan codo con codo, de manera sinérgica, para alcanzar los mejores resultados.
Decimos que detrás de un gran hombre hay una gran mujer y viceversa; también que, detrás de un gran proyecto hay un gran equipo. En este sentido, Los Tres Anillos Verdes, cuenta con la colaboración de Patri —psicóloga y acreditada como sanitaria— que considera que amar la naturaleza forma parte de amarse a uno mismo. Desde hace 20 años, Patri trabaja en el área de la inserción social y laboral de las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad; un trabajo que compagina con el desempeño de la práctica profesional como psicóloga en terapias individuales y grupales. Asimismo, se ha especializado en el terreno de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, la violencia de género y terapia con perros. Es que tiene muy claro que allá dónde no llegamos las personas nos esperan los animales para acompañar, sanar y permitirnos la expresión de nuestras emociones.
Y, por cierto, hablando de animales, dentro de este maravilloso equipo de Los Tres Anillos Verdes, contamos también con Duna, un bello animalito —por dentro y por fuera— que podemos definir como una auténtica docilidad con locura, dotada con el poder de alegrarte el día desde el primer minuto y el de comprender lo que sientes. Es una extraordinaria colaboradora de dos años y medio, de carácter noble, paciente y cariñosa, a la que le encanta jugar y disfrutar en la naturaleza con las personas.
Así que, ¿a qué esperas para visitar Los Tres Anillos Verdes? Si te decides, podrás vivir una aventura incomparable, que te llevará a explorar uno de los rincones más hermosos de la Sierra de Gredos y a sumergirte en un entorno que te dejará recuerdos imborrables. Un mágico lugar donde sentirás que el tiempo parece haberse detenido y la belleza natural te invita a relajarte y disfrutar.
¡Ah! Y a seguir creciendo en Conciencia.
Escribe tu comentario