Calatayud: un viaje a través del tiempo y el esplendor de su paisaje

Mi amigo Pere Vila, gran amante de la innovación tecnológica, me comenta que se encuentra en estos momentos en Calatayud, pasando unos días de descanso veraniego. Automáticamente, al escuchar Calatayud me vino a mi mente la inolvidable estrofa de la canción maña “Calatayud Dolores”, Si vas a Calatayud, si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores, que una copla la mató, de vergüenza y sinsabores. Di que te lo digo yo, la hija de la Dolores.

En fin, además del recuerdo de esta inmortal copla, la ciudad de Calatayud —situada en la provincia de Zaragoza, en la Comunidad Autónoma de Aragón—nos invita a un viaje a través del tiempo y el esplendor de su paisaje. Conocida por su legado islámico, sus viñedos y su imponente castillo, fusiona a la perfección historia, cultura y naturaleza.

HISTORIA Y PATRIMONIO

El nombre de Calatayud deriva del árabe "Qal'at Ayyub" (Castillo de Ayyub). Cuenta con un impresionante patrimonio histórico que refleja su pasado multicultural. El Castillo de Ayud es el emblema de la ciudad. Esta fortaleza de origen musulmán, construida en el siglo IX, ofrece una vista panorámica de la ciudad y sus alrededores, permitiendo a los visitantes imaginar la vida en los tiempos medievales.

El casco antiguo de Calatayud alberga la Colegiata de Santa María la Mayor, un ejemplo sublime del arte mudéjar aragonés, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La torre y el claustro de este templo son testigos mudos de la evolución artística y cultural que ha vivido la ciudad a lo largo de los siglos.

NATURALEZA Y PAISAJE

La naturaleza que rodea a Calatayud es impresionante. A pocos kilómetros se encuentra el Monasterio de Piedra, un antiguo monasterio cisterciense rodeado de cascadas y grutas que parecen sacadas de un cuento de hadas. Este parque natural es ideal para disfrutar de un día de senderismo y contemplación de la belleza natural.

El río Jalón, que atraviesa la ciudad, añade un toque pintoresco al paisaje y ofrece diversas actividades recreativas, como paseos en bote y pesca. Los viñedos de la comarca, reconocidos por la denominación de origen Calatayud, son otro atractivo notable, invitando a los visitantes a degustar sus exquisitos vinos.

CULTURA Y TRADICIONES

Calatayud es una ciudad viva, llena de tradiciones que se celebran con entusiasmo a lo largo del año. Las fiestas en honor a San Roque, a mediados de agosto, son especialmente destacables, con procesiones, música y danzas que reflejan el espíritu festivo de sus habitantes.

El folklore local incluye la jota aragonesa, una danza que se ejecuta con pasión y orgullo en festivales y eventos culturales. Además, la gastronomía de Calatayud, con platos típicos como el ternasco de Aragón y los dulces de convento, deleita el paladar de quienes la visitan.

EXPERIENCIA PERSONAL

Mi amigo Pere Vila me comenta que visitar Calatayud es como abrir un libro de historia y naturaleza a la vez. Cada calle, cada monumento y cada paisaje cuentan una historia que se entrelaza con la modernidad de una ciudad que no ha perdido su esencia. Pasear por sus calles empedradas, disfrutar de un buen vino en sus bodegas o, simplemente, relajarse junto al río Jalón son experiencias que quedarán siempre grabadas en la memoria de cualquier viajero.

¡Calatayud es una joya aragonesa que merece ser descubierta! —me recalca mi amigo Pere.  Su rica historia, su deslumbrante patrimonio natural y su vibrante cultura hacen de ella un destino perfecto para aquellos que vamos buscando una escapada llena de encanto y autenticidad.

Si te animas a visitar esta importante ciudad en el suroeste de Aragón, cuyo pasado se remonta a la época romana —me vuelve a recordar—podrás descubrir un precioso casco histórico donde podrás contemplar las mejores muestras de la arquitectura mudéjar de Aragón.

Por cierto, Calatayud se encuentra en una ubicación privilegiada entre Zaragoza y Madrid. Si vienes no olvides visitar el emblemático Monasterio de Piedra, a poca distancia de esta ciudad, una joya arquitectónica a caballo entre el Románico y el Gótico, donde los monjes cistercienses vivieron algo más de 600 años. El río Piedra, a su paso por Nuévalos, forma parte de un paraje natural en torno a este monasterio. Te aconsejo que te dejes llevar por el rumor del agua. Podrás comprobar extasiado cascadas, grutas y bellísimos saltos de aguas que conviven en un insólito vergel donde la vegetación reina en medio de un pasaje árido.

Y, por cuestiones de intendencia, no te preocupes, que Calatayud cuenta con buenos establecimientos hoteleros, como el Mesón de la Dolores, uno de los edificios más antiguos de la ciudad, donde podrás empaparte de la tradición e historia aragonesa.

Así que, querido amigo: ¿A qué esperas para explorar Calatayud y dejarte seducir por su magia?