Nuestro destino se encuentra en el suroeste de Francia. Visitamos la siempre interesante región de Occitania, donde nos espera una encantadora ciudad con una rica historia, un valioso patrimonio y una deliciosa gastronomía. Vamos a pasear por Albi, la capital del departamento de Tarn, una urbe situada a poco más de ochenta kilómetros al noreste de Toulouse, la ciudad más grande de la región, y a más de seiscientos de París, la capital del país.
El centro histórico de Albi, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un laberinto de calles empedradas y casas de entramado de madera que datan de la Edad Media. Aquí nos encontramos encantadoras plazas, como la Place du Vigan, y numerosos edificios históricos que reflejan la riqueza de la ciudad en el pasado. Además, toda la ciudad posee una característica que le confiere un punto diferente: el ladrillo de color rojizo con el que están construidos todos sus edificios.
Albi es especialmente conocida por su impresionante catedral de estilo gótico, la Catedral de Santa Cecilia. También construida en ladrillo rojo, es uno de los principales atractivos de la ciudad. Su impresionante fachada, imponente y majestuosa, y su interior decorado con frescos y esculturas la convierten en una visita obligada.
Otro de los lugares que invitan a una visita es el conocido como Puente Viejo. Este antiguo puente de piedra, que cruza el río Tarn, es uno de los símbolos más emblemáticos de Albi. Ofrece vistas panorámicas de la ciudad y es un lugar perfecto para dar un paseo y disfrutar del especial ambiente que se respira en este punto de la ciudad.
Pero, sin lugar a dudas, uno de los grandes motivos que hacen famosa a Albi es el ser la ciudad natal del reconocido artista Henri de Toulouse-Lautrec, reconocido pintor y cartelista francés que vivió en el siglo XIX. Toulouse-Lautrec destaca por su estilo distintivo y su representación artística de la vida bohemia parisina de la época, especialmente de los ambientes nocturnos, los cabarets y los artistas de variedades.
El Museo Toulouse-Lautrec, ubicado en el Palacio de la Berbie, junto a la catedral, alberga la mayor colección del mundo dedicada al famoso artista, donde se pueden admirar sus obras maestras y aprender más sobre la vida y la obra del artista.
No podemos despedirnos de Albi sin saborear su deliciosa gastronomía regional, compuesta de los platos más tradicionales del suroeste de Francia, como el cassoulet (un guiso de alubias con carne de cerdo y salchichas), el foie gras, el confit de pato y los quesos locales. También hay una amplia selección de vinos de la región de Gaillac para acompañar las comidas.
Y para descubrir mucho más sobre los sabores de la cocina de Albi, nada mejor que acercarse a Les Halles, el mercado cubierto de la ciudad, un lugar animado donde pueden adquirirse productos frescos, como frutas, verduras, quesos y embutidos. Es una excelente oportunidad para sumergirse en la cultura local y probar los alimentos más auténticos de la región.
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