Otoño, la estación de la melancolía, invita a dar largos paseos por la naturaleza, a reflexionar, a reencontrarnos con nosotros mismos… Y si estos paseos tienen el aliciente añadido de transportarnos a un viaje en el tiempo, la experiencia sensorial es ya única, sublime. Es lo que ofrece Roses al visitante otoñal. Porque, más allá de sus reconocidas playas y calas –su más potente imán veraniego– la localidad rosense está arropada en sus alrededores por huellas arqueológicas que nos llevan al pasado… ¡a 3.000 años antes de Cristo! Dólmenes, menhires, cistas y necrópolis, perfectamente integrados en el paisaje, son el perenne recuerdo de los primeros habitantes de estas maravillosas tierras. En Roses las piedras hablan, cuentan historias… ¿Preparados para escucharlas?
En Roses, la cultura y la historia están indisolublemente unidas al privilegiado entorno natural que la arropa, la protege, la mima… Y aunque sus dos grandes iconos patrimoniales son la Ciutadella y el Castillo de la Trinitat, dentro de la propia localidad, existe un valioso patrimonio arqueológico que data del megalítico, con tres itinerarios que, desde hace dos años, son fácilmente visitables gracias a una renovada señalización, con códigos QR accesibles vía móvil. Gracias a ella es posible acceder al Itinerario Megalítico de la Piedra Seca I y II (circuitos circulares de unos 4 kms plagados de espacios funerarios prehistóricos) o al Itinerario Megalítico y de Paisaje III, más completo, con unos 10 kms que rodean el valle de Montjoi donde la naturaleza –bosques de fresnos y encinas, en especial– se fusiona con las milenarias piedras integradas en él. Basta coger bastón, sombrero, mochila y botas… para emprender un senderista y emocional viaje a la prehistoria.
De la treintena de vestigios arqueológicos protegidos como Bien Cultural de Interés Natural, estos son los diez principales:
1–Dolmen de la Creu d’en Cobertella. El más grande de Cataluña, documentado desde 1912 y construido con siete inmensos bloques de piedra colocados verticalmente y una losa de cubierta con un peso de más de 18 toneladas. Un sepulcro de corredor de cámara con unas dimensiones de 3,90 metros de largo, 3,20 de ancho y 2,45 de alto. ¡Espectacular!
2–Dolmen del Llit de la Generala. Sepulcro de corredor con cámara subcircular y estrecho pasadizo. Antes de ser excavado y restaurado en 2001 estaba encajado en una pared de viña que protegía parte del montículo, el pasillo y las losas caídas.
3–Dolmen del Cap de l’Home. Conocido como Turó de l’Home. De cámara trapezoidal corta, en su interior se hallaron un cuchillo, un raspador de sílex y un collar. Tras la cabecera aun queda parte del montículo que lo rodeaba. El entorno fue restaurado en los años 80.
4–Dolmen de la Casa Cremada. Se cree que era un sepulcro de corredor, de cámara trapezoidal. Del megalito se han identificado las dos losas de gneis que debían construir la cámara. Esta zona de la Casa Cremada fue en la prehistoria un área dedicada a los entierros.
5–Menhir de la Casa Cremada I. Un gran bloque de gneis, de 2,4 metros de altura. La piedra presenta una beta blanca de cuarzo en la parte superior que lo caracteriza y los cantos del megalito están retocados. Descubierto en 1996.
6–Cista del Pla de les Gates. Tumba neolítica en la loma de la Torre del Sastre, integrada en la necrópolis de Montjoi; un área de entierro que ocupaba montañas en un radio de 1,5 km. De su estructura solo se conserva una de las losas laterales de pizarra.
7–Cista del Puig Rodó. Tumba de la que solo se conserva el montículo circular y la base rectangular de la cámara funeraria. Descubierta en 1985, el montículo está compuesto por piedras del entorno (cuarzo y pizarra) y conserva la mitad de su altura original (1 metro).
8–Tumba del General. Sepulcro megalítico tipo cista con un montículo formado por una cámara rectangular larga excavada parcialmente en la roca. Descubierta en 1946, su cubierta actual no es la original, que debió ser una gran losa que cerraba todo el espacio.
9–Necrópolis del Puig Alt. Cementerio de montículos del final de la Época de Bronce, dividido en dos núcleos de entierros: uno de 36 tumbas y otro de cinco. Excavada en 1965. En su ritual de cremación, se preparaba el cuerpo del difunto, se trasladaba a la pira funeraria donde era quemado y luego sus cenizas se esparcían sobre la tumba.
10–Bauma del Cap de l’Home. Cavidad natural a partir de una roca que sobresale de la pared rocosa. El espacio cubierto que se crea debajo se cerró con una pared de piedra seca, para guardar o cobijar rebaños. En el centro de la cueva hay un pasillo con escalones que permite el acceso al interior del espacio.
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