Rodrigo Gervasi creció en Andorra y se graduó en derecho francoespañol. Actualmente reside en Madrid y sobrevive trabajando de teleoperador, figurante, redactor y traductor. Participa en proyectos musicales y artísticos con el pseudónimo gervalesi y, sobre todo, escribe. Recorridos mínimos es un libro que recoge y disecciona los trayectos realizados por un joven a lo largo de veinte años. Es su primera publicación.
«Me alejo sin despedirme evitando miradas que interrumpan mi huida. Son las cuatro de la mañana pasadas y he perdido el último bus. Me sabe mal tener que coger un taxi, pero es preferible a subirse al coche de un borracho. Caliento el móvil entre las manos y mientras tecleo el número de teléfono del taxista busco una referencia con la que indicarle mi ubicación. La fuente de piedra frente a la telecabina. En lo que llega reviso los Snapchats que he subido e imagino la reacción de la gente al verlos. Me hacen gracia los vídeos de Felipe tomando chupitos y me acuerdo de que antes de entrar al garito nos hicimos una foto del grupo completo. Estoy seguro de que cuando la cuelgue en Facebook será un éxito. Salgo favorecido en la parte inferior junto a Miguel. Evito a toda costa quedarme en los extremos, el lugar de los acoplados.
Subo en el taxi sin tocar la carrocería a lo Kim Kardashian, deslizándome en el interior como si conociera sus medidas a la perfección. Una vez sentado, antes de cruzar miradas con el conductor por el reflejo del retrovisor, me fijo en el taxímetro para comprobar cuánto cuesta la tarifa nocturna. Pronuncio un bona nit en el tono más neutro posible y le digo mi dirección. El calor de la calefacción y el silencio de la radio apagada son una gozada. Asiente con la cabeza, quita el freno de mano y emprende la ruta. La nieve pegada a la suela de mis zapatos se derrite sobre la alfombrilla del coche, dejándola tan suave que podría confundirse con una toalla de baño. Acelero el proceso rozando las suelas entre sí, hipnotizado por el balanceo de los cordones desatados. Son péndulos porque así lo he decidido. Los transformo en látigos, pendientes de gala, trazas de neumático y colas de caballo. Suficiente, ya no son nada. Apoyo la frente contra la ventanilla y aunque no veo la carretera siento el recorrido en mi cuerpo».
Extracto de Recorridos mínimos,de Rodrigo Gervasi, publicado por Ediciones Menguantes, 2022
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