Nos acercamos al bello archipiélago del Dodecaneso. Es allí donde se encuentra nuestro destino: Symi, una pequeña y encantadora isla griega con vistas al mar Egeo, situada frente a la costa turca y a unos cuarenta kilómetros de Rodas, que no suele estar incluida en los circuitos turísticos, aunque este aspecto ha comenzado a cambiar en los últimos años y en los meses más cálidos la isla puede llegar a duplicar su población.
Este bonito territorio heleno es tan pequeño que tan solo cuenta con unos tres mil habitantes, en su mayoría dedicados a la pesca, al comercio y también, en menor medida, al turismo. Casi todos ellos residen en la capital, también llamada Symi, y la única ciudad de la isla. Se cree que el nombre de este pequeño trocito de tierra deriva de la ninfa Sime, una de las esposas de Poseidón, el dios del mar.
Uno de los grandes atractivos de Symi es su arquitectura. La ciudad conserva un buen número de casas y mansiones construidas en el siglo XIX de estilo neoclásico que se disponen a lo largo de la ladera de la montaña, por lo que la ciudad se encuentra dividida en dos zonas: el pueblo alto y el pueblo bajo; es en este último donde se encuentra el puerto. Además, existe una gran calle escalonada que permite acceder a la parte más elevada de la población. Cuenta con más de quinientos escalones, por lo que hemos de estar en buena forma física para subirlos todos, aunque el esfuerzo vale la pena, pues es aquí donde encontramos buena parte del patrimonio de la población y, por supuesto, unas vistas inmejorables.
Las casas de Symi poseen una característica que logra dibujar un paisaje fascinante: todas sus fachadas lucen pintadas de colores, combinando los blancos con amarillos, anaranjados y azules, creando un juego cromático que enamora a quien lo contempla. De hecho, la ciudad cuenta con el título de Pueblo de Interés Nacional.
El puerto de Symi, considerado uno de los más hermosos de Grecia, es un lugar lleno de vida y actividad a todas horas. Además del ir y venir de los pescadores, está repleto de terrazas y de pequeñas tiendas que venden esponjas naturales, uno de los productos más característicos de la isla. Uno de los grandes símbolos del puerto es la Torre del Reloj, edificio levantado a finales del siglo XIX.
En el siglo XIV, la isla fue conquistada por los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan, la orden militar nacida en Jerusalén en la época de las cruzadas. De su paso por la isla, aún se conservan los restos de la fortificación que levantaron en el lugar.
Symi cuenta con bonitas y pequeñas ermitas e iglesias, pero quizás el edificio religioso más relevante es el Sagrado Monasterio de San Miguel Arcángel de Panormitis. Es uno de los mayores santuarios del Dodecaneso y en él destaca su bello campanario que se alza dominando todo el entorno y que posee los mismos colores que exhiben las casas de la ciudad. El monasterio está construido en el lugar en el que se encontraba un antiguo templo dedicado a Apolo.
La isla cuenta con algunas pequeñas playas y calas encantadoras, muchas de complicado acceso, por lo que es habitual llegar hasta ellas realizando una corta excursión utilizando como transporte las barcas que salen desde el puerto de la ciudad.
Escribe tu comentario