Nuestros pasos nos llevan hasta la comunidad autónoma de Cantabria, en el norte de España, una comunidad histórica que dibuja un fascinante paisaje combinando las pinceladas azules del mar y el espectacular color verde que alfombra su territorio. Sin lugar a dudas, los amantes de la naturaleza tienen aquí un pequeño paraíso.
Santander, la capital, es una ciudad repleta de atractivos y de gentes amables y acogedoras. Nuestro destino se encuentra a algo más de veinte kilómetros de distancia de esta carismática urbe. Visitamos Liérganes, un pequeño y bonito pueblo del interior que disfruta de un ambiente casi mágico con mucha esencia rural, y en el que se respira una agradable calma.
Pasear por Liérganes es todo un placer. Sus pequeñas calles nos van mostrando una valiosa arquitectura que en muchos casos se remonta a los siglos XVII y XVIII, momento en el que la población vivió un período de gran auge económico gracias a la presencia de una importante fábrica de artillería que suministraba a todo el país. Cabe destacar que el núcleo antiguo de la población está declarado de Interés Histórico-Artístico Nacional. Capillas, iglesias, un museo palacio y hasta un balneario forman parte de esta bonita localidad cántabra.
Liérganes, incluida en la lista de los ‘Pueblos más bonitos de España’, se encuentra situada a los pies de dos pequeños picos llamados Marimón y Cotillamón, aunque por su forma son conocidos popularmente como las ‘tetas de Liérganes’. Las dos curiosas elevaciones están rodeadas de pequeños bosques en los que predominan los robles y castaños.
Uno de los lugares destacados y más visitados de Liérganes es su puente Mayor, un puente de piedra sobre las aguas del río Miera cuya construcción se remonta al siglo XVI. Y es precisamente aquí donde encontramos el principal motivo de nuestra visita a esta localidad de Cantabria: la leyenda del hombre pez.
Se cuenta que Francisco de la Vega, un joven vecino de Liérganes que vivió en la población en el siglo XVII, acudió un día a bañarse en las aguas del río Miera. Comenzó a nadar río abajo y nunca regresó, pues acabó perdiéndose en el mar Cantábrico.
En la localidad todo el mundo le dio por muerto, hasta que varios años más tarde unos pescadores de la bahía de Cádiz localizaron nadando en la costa a un hombre que lucía hileras de escamas en algunas zonas de su piel. Tras diferentes investigaciones, el extraño náufrago fue identificado como el joven Francisco, quien regresó poco después a su casa en Liérganes. Allí solo estuvo durante algún tiempo, pues volvió a desaparecer en el mar, esta vez para siempre.
Esta curiosa leyenda atrae a la población a cientos de personas que quieren descubrir el lugar en el que Francisco se lanzó al río. Ese lugar se encuentra junto al puente Mayor. En ese punto se ha levantado una escultura que rememora su historia, y es raro quien no se fotografía junto al protagonista de la leyenda.
Ahora que ya conocemos algunos de los puntos de interés de Liérganes, no podemos dejar la población sin degustar la rica y tradicional cocina lierganesa, en la que destacan las carnes y los pescados, además de los exquisitos quesos, anchoas y deliciosos sobaos pasiegos, productos de los que, con motivo, puede presumir toda Cantabria.
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