Nuestros pasos nos acercan a Turquía, un país lleno de historia y de rincones interesantes, con una diversidad de paisajes que enamoran, una destacada gastronomía y su emblemática ciudad: Estambul. El destino que venimos a buscar se encuentra lejos de esta urbe histórica, fascinante y repleta de atractivos, un lugar ubicado entre dos mares y dividido por el estrecho del Bósforo. Una ciudad también famosa por ser destino de compras y por ofrecer una excelente gastronomía.
Nos dirigimos al sureste de Turquía para descubrir un escenario lleno de magia e historia, un lugar grandioso que cuenta con la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO: el monte Nemrut, un impresionante destino que se encuentra ubicado en la cordillera oriental de Tauro, en la provincia de Adiyaman.
El Parque Nacional del Monte Nemrut está a más de dos mil metros de altura y nuestra intención es llegar a la cima, porque es allí donde vamos a quedarnos boquiabiertos con el magnífico tesoro arqueológico que vamos a encontrar. Se trata de un área funeraria del siglo I a.C. levantada en honor al rey Antíoco I, soberano del antiguo reino armenio de Comagene. El monarca quiso preparar una tumba muy especial, a modo de gran santuario, en la que sus fieles pudieran rendirle homenaje. Además, planificó que se situará en un lugar elevado, en el punto más alto del monte, para que su cuerpo reposara cerca de los dioses durante toda la eternidad.
Desde su posición, este mausoleo domina todo el entorno. Es importante acceder a él en los meses más cálidos del año, de lo contrario, durante el invierno, el acceso resulta imposible porque el monte queda cubierto de nieve.
Lo que vamos a contemplar sobre el monte Nemrut es realmente impresionante. El lugar está alfombrado de magníficas esculturas, enormes cabezas que en algunos casos alcanzan a medir diez metros de altura. Se trata de colosales imágenes que representan al rey Antíoco I y que se encuentran acompañadas por otras representaciones de diferentes dioses persas y griegos y por simbólicos animales, como águilas y leones. ¡El escenario es todo un espectáculo!
La intensa actividad sísmica de este punto del planeta ha provocado diferentes terremotos que han dañado algunas de las imágenes ubicadas en el monte, por lo que pueden verse unas pocas esculturas descabezadas, sin que esto le reste ni un ápice de magia al lugar. Los atardeceres y amaneceres en este punto de Turquía despliegan una belleza especial e inolvidable.
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