Nos dirigimos al norte de Tailandia, el país de la eterna sonrisa, un punto del planeta hospitalario y orgulloso de su ancestral cultura. Un lugar donde resulta fácil alimentar los sentidos, especialmente la vista, descubriendo sus numerosos tesoros, y el gusto, saciando a los paladares más exigentes con su exótica y deliciosa gastronomía.
Nuestro destino se encuentra algo alejado de Bangkok, la capital del país, concretamente a unos ochocientos kilómetros, recorrido que vale la pena realizar porque nos acercamos a la tranquila ciudad de Chiang Rai, una pequeña urbe, de unos setenta mil habitantes, que ofrece muchos atractivos, tantos que, en los últimos años, se ha posicionado como uno de los destinos que más destacan en Tailandia, aunque, afortunadamente, sigue siendo un lugar ajeno a las grandes masas de turistas.
En nuestra visita a Chiang Rai vamos a descubrir dos de sus construcciones más emblemáticas. Curiosamente, ambas son bastante recientes. Nos acercamos hasta el templo Blanco –Wat Rong Khun- y el templo Azul –Wat Rong Suea Ten-.
Templo Blanco
Es uno de los espacios religiosos más singulares del país. Se trata de un templo con solo un cuarto de siglo de antigüedad, obra de un arquitecto local, con un aspecto blanco inmaculado y de una belleza espectacular.
La presencia de seres mitológicos, elementos budistas, símbolos hinduistas y algunos personajes rescatados del mundo del cómic, entre otros ornamentos y símbolos oníricos, nos confirma que Chalermchai Kositpipat, el autor de este curioso templo, ha dado rienda suelta a su imaginación y se ha permitido un sinfín de licencias artísticas.
Kositpipat comenzó pintando anuncios de películas en vallas publicitarias. Ya en sus inicios tenía la costumbre de crear diseños que combinaban el arte tradicional budista con imágenes contemporáneas, cuestión que lo convirtió en un artista algo controvertido.
Sin embargo, no hay más que contemplar su obra, el templo Blanco de Chiang Rai, para dase cuenta de que la extravagancia se convierte en belleza en este santuario que no deja indiferente a nadie. El lugar ha conseguido ser en poco tiempo uno de los más populares y visitados de Tailandia. Por cierto, según el autor de la obra, el templo continua inacabado.
Templo Azul
Es otro de los singulares y espectaculares lugares de culto de Chiang Rai. Para disfrutar de esta original construcción, es imprescindible no padecer cianofobia, es decir, no tener miedo al color azul, ya que este templo está íntegramente decorado con esta tonalidad.
El autor de esta maravilla es el arquitecto Phutha Kabkaew, quien también había participado en el diseño del templo Blanco. Su creación es una de las construcciones budista más modernas y recientes de Tailandia.
La entrada al templo está presidida por dos grandes esculturas que representan a dioses de la mitología budista. También nos encontraremos con una gran fuente repleta de detalles y, por supuesto, de un azul intenso, como el resto del conjunto.
El elemento que más destaca en su interior es un gran buda sentado de color blanco, de más de cinco metros de altura, que recibe el reflejo azulado de las paredes del templo, creando un ambiente casi mágico.
Sin lugar a dudas, Chiang Rai es una visita imprescindible en Tailandia. Esta pequeña ciudad también guarda otras agradables sorpresas que merece la pena descubrir. Hasta ese momento, es buena idea disfrutar de algunos de los platos de la tradición tailandesa que pueden degustarse en este punto del planeta.
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