Nos acercamos a la isla de Taiwán, la antigua Formosa, nombre que recibió de los portugueses cuando estos la avistaron mientras navegaban de camino a Japón. El nombre es de lo más acertado, pues Formosa significa ‘hermosa’.
Tenían razón los portugueses, y nuestro destino lo confirma. Estamos en un territorio rodeado por el océano Pacífico y nos dirigimos a uno de los nueve parques naturales con los que cuenta este pequeño estado situado al este de China. Visitamos el Parque Nacional Taroko, un tesoro de exuberante naturaleza que se encuentra a unos 170 kilómetros de Taipei, la capital de la isla.
Taroko es uno de los principales destinos turísticos de Taiwán. Recibe su nombre de una espectacular garganta modelada por la erosión del río Liwu, un enorme cañón de casi veinte kilómetros de longitud. El parque nace en el océano y se eleva a más de tres mil metros en su punto más alto.
Este territorio está repleto de atractivos para los amantes de la naturaleza: imponentes montes, cascadas, grutas, frondosa vegetación y una rica variedad de fauna, sin olvidar los enormes acantilados de mármol, que son la gran seña de identidad del parque.
El paisaje de Taroko también está salpicado por algunos templos, senderos, alguna pagoda, túneles, puentes colgantes y los pequeños hogares de los miembros de una antigua tribu que escogieron este lugar protegido del mundo para permanecer aislados, propósito que, con el tiempo, se ha ido diluyendo debido a la popularidad del parque.
Uno de los templos más destacados del Parque Nacional Taroko es el que fue levantado en recuerdo a los más de doscientos soldados que fallecieron cuando realizaban las obras de construcción de la autopista que rodea el parque. El accidentado terreno y las inclemencias meteorológicas convirtieron la obra en una labor llena de peligros.
Una gran pagoda es otro de los elementos destacados del parque. Está ubicada en una elevada colina. Subir hasta ella implica bastante esfuerzo, pero el ascenso vale la pena para alcanzar a contemplar unas vistas espectaculares.
Sin duda, la visita a esta maravilla natural es obligada para los amantes de la naturaleza que visiten Taiwán. Además, el parque posee una zona de acampada para aquellos que deseen disfrutar sin prisas de las bellezas de Taroko y de actividades al aire libre como el senderismo.
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