Nuestro destino se encuentra en Japón. Visitamos Kioto en un momento en el que la primavera está muy cerca y dispuesta a convertir a la que fue capital imperial del país durante más dos mil años en un espectáculo para los sentidos. Es el momento en el que los cerezos están en plena eclosión y sus delicadas flores blancas y rosadas enamoran la vista de aquellos que las contemplan.
Los meses de marzo y de abril kiotenses están repletos de colores intensos, aromas a flores y tradiciones del Japón más genuino. La ciudad acoge cerca de dos mil templos, lagos que emiten bellos reflejos, palacios impresionantes y hermosos jardines que nos recuerdan los artísticos trazos de un pintor.
Kioto se mueve en un ambiente zen que invita a la calma y a la pausa en compañía de un buen té. Pasear por sus barrios de casas bajas y calles tranquilas es todo un placer. Precisamente, uno de esos barrios es nuestro destino. Nos dirigimos a Gion, un distrito kiotense de los más tradicionales. Aquí se encuentra el conocido popularmente como el barrio de las geishas, esas figuras casi míticas que se han convertido en iconos de la sociedad japonesa.
Gion se encuentra en pleno corazón de la ciudad y está formado por un bello entramado de calles y construcciones tradicionales levantadas con madera. Encantadoras casas de té, templos y santuarios alfombran todo el distrito. Uno de los más emblemáticos es Yasaka-Jinja, uno de los sitios más venerados de Kioto. Tras atravesar su imponente puerta central de un animado color rojo, su interior nos regala un escenario adornado con faroles, que al anochecer se iluminan creando un ambiente muy especial, y una bonita sala de ofrendas muy frecuentada por los fieles que se acercan a rezar y a recibir bendiciones.
Es casi imposible pasear por Gion y no cruzarse con uno de los grandes símbolos del arte, la cultura y la tradición japonesa: las geishas. Estas mujeres, ataviadas con kimonos de vivos colores, representan la esencia más auténtica del espíritu nipón. Poseen una hábil conversación y siempre hacen gala de su refinada cultura.
En primavera se celebra el famoso Festival de Bailes de las Geishas. Además de un bello espectáculo, es una de las mejores oportunidades para ver a un buen número de ellas interpretando piezas de música y bailes tradicionales en los que muestran su exquisita sensibilidad.
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