Vamos a pasear por tierras bretonas. Nos desplazamos al noroeste de Francia, un punto del planeta donde el espíritu celta aún sobrevuela el ambiente. Estamos en un territorio con mucho carácter en el que las mareas esculpen paisajes impresionantes. Bretaña es una región con una fuerza especial y mucha personalidad, una tierra que posee una enérgica naturaleza bañada por el Atlántico. Sus gentes se sienten orgullosas de las tradiciones y costumbres de este lugar repleto de historia.
Viajamos al departamento de Finisterre. Estamos en uno de los muchos finis terrae que existen en el planeta, aquellos lugares en los que antiguamente se pensaba que se encontraba el fin del mundo. Nuestro destino se sitúa en el municipio de Plouzanè, una población abrazada por la fuerza del Atlántico y ubicada a poco más de quince kilómetros de la ciudad de Brest, el segundo puerto militar más importante de Francia, una urbe con una historia ligada al mar y a la navegación.
Visitamos Plouzanè para encontrarnos con uno de los lugares del mundo que ofrecen las puestas de sol más bellas y espectaculares: el faro de Petit Minou, una construcción cilíndrica de más de 25 metros de altura que reposa sobre una gran roca que se adentra en el mar.
El faro fue construido a mediados del siglo XIX, aunque en la actualidad es controlado a distancia desde que fue automatizado en la década de los ochenta del siglo pasado. Curiosamente, su nombre puede llevar a confusión, pues ‘petit minou’ significa pequeño gatito en francés. Sin embargo, en realidad el nombre del faro deriva de la palabra bretona ‘min’, cuyo significado es boca o embocadura.
Tras dejar el vehículo en el parking, para llegar hasta el faro deberemos caminar unos quinientos metros atravesando el paso o puente que lo une a la población. Es un paseo agradable en el que el paisaje y la fuerza del mar y el viento son los protagonistas.
Desde hace años, la misión del faro de Petit Minou es guiar con sus destellos blancos y rojos a los barcos que se dirigen al puerto de Brest. Este monumento en activo es uno de los lugares más fotografiados de Bretaña. Su imagen ha inspirado a artistas y puede verse en infinidad de elementos, como pósters, puzles, detalles decorativos, etc.
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