Nos acercamos a escenarios de Las mil y una noches. Sherezade, la hija del visir, nos va susurrando historias al oído para acompañar nuestro paseo por la luminosa ciudad iraní de Shiraz, un lugar repleto de jardines y rodeado de montañas. Estamos a 1.500 metros de altura sobre el nivel del mar, en el centro interior de Irán, en la provincia de Fars, un territorio que conserva muchos vestigios de la Persia clásica. De hecho, a muy poca distancia de Shiraz –unos 70 kilómetros- se encuentran las ruinas de Persépolis, antigua capital persa que hoy se ha convertido en una auténtica joya arqueológica. También guarda huellas del paso de antiguas caravanas por la Ruta de la Seda. No cabe duda de que estamos en un lugar para soñar y dejar volar la imaginación.
Shiraz posee un importante patrimonio y una evidente riqueza monumental, sin embargo, curiosamente no se encuentra entre los destinos más visitados del país, quizás por la gran distancia -900 kilómetros- que la separa de Teherán, la capital. La ciudad cuenta con varias mezquitas de aspecto espectacular, y una de ellas es el motivo de nuestro paseo por este punto de la antigua Persia.
Queremos descubrir Nasir al-Mulk, conocida como la mezquita rosa y también como la mezquita arcoíris. Ahora sabremos el motivo. Es una construcción, levantada a finales del siglo XIX, que posee un bello exterior de mezquita tradicional con un bonito patio con estanque, aunque su interior ofrece características sorprendentes. Es ahí donde radica su verdadero encanto.
La denominación popular de mezquita rosa se debe a la tonalidad de los azulejos de su techo que, además, juegan creando formas geométricas. En cuanto a la otra forma habitual de llamar a este monumental templo, la mezquita arcoíris, viene motivada por el fascinante juego de luces de su interior. Los arquitectos encargados de la obra utilizaron multitud de vidrieras de diferentes colores que, con los primeros rayos de luz, inundan el interior creando una atmósfera especial, absolutamente mágica y repleta de matices.
La mezquita Nasir al-Mulk fue declarada Monumento Nacional de Irán a mediados del siglo XX y actualmente sigue congregando a numerosos fieles que se reúnen en su interior para rezar.
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