Erice, un pequeño tesoro siciliano

Para llegar a nuestro destino hemos de ascender al monte San Giuliano. En este punto, a 750 metros de altura sobre el nivel del mar, se encuentra Erice, una bella localidad de Sicilia, en la provincia de Trapani, un lugar que ofrece una simbiosis perfecta entre historia, arte y naturaleza. 

Preparamos nuestro calzado para pasear por calles empedradas en un ambiente medieval en el que parece haberse detenido el tiempo. Un lugar para soñar bajo el luminoso sol mediterráneo; una localidad de imponente presencia en la que desde tiempos inmemoriales se rinde culto a diosas clásicas, especialmente a la del amor y la fertilidad. De este hecho dio fe durante mucho tiempo el punto más alto de la población, el espacio en el que actualmente se ubica el castillo y en el que antaño se levantaban templos en los que se veneraba a Venus. 

El castillo di Venere es uno de los lugares clave de Erice. Esta fortificación del siglo XII recuerda los tiempos más gloriosos de la pequeña localidad siciliana. Las vistas que ofrece el lugar son impresionantes. La magnífica construcción se encuentra sobre la pared de un acantilado. 

Muy cerca del castillo se encuentra la Torretta Pepoli. Está ocupando un área de los jardines del Balio, en un terreno en el que predomina la presencia de zarzas. Su construcción se remonta al siglo XIX. Fue mandada levantar por el conde Agostino Pepoli como su lugar de estudio y meditación, un pequeño refugio al que solía invitar a diferentes nombres del mundo de la cultura y el arte. 

Erice es un pueblo con mucho encanto que también enamora por su ambiente. Acostumbrado a recibir visitas, en sus calles nos van saliendo al paso terrazas, tiendas de recuerdos, restaurantes, cafés y locales con dulces típicos, de hecho, la repostería es uno de los puntos fuertes de la gastronomía de la población. 

También vamos a disfrutar de varias iglesias que merecen una visita. Entre los templos más destacados de la localidad está su catedral, una magnífica construcción de arquitectura medieval que comenzó a levantarse en los inicios del siglo XIV. Su aspecto es sobrio e imponente. Curiosamente, su alto campanario fue erigido en su origen como una torre de vigilancia, función que llegó a perder con el tiempo, aunque las vistas desde lo alto siguen alcanzando una panorámica fascinante. 

Sin duda, este pequeño tesoro siciliano llamado Erice cuenta con encantos que llegarán a colmar las expectativas de los viajeros más exigentes. 

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Autora de las imágenes: Mª José Montañana Cebriá