Panamá nos espera. Visitamos el país del famoso canal porque estamos ávidos de paisajes paradisíacos y vamos a encontrarnos con ellos a unas dos horas de trayecto por carretera saliendo de la capital. Nuestro destino se llama San Blas, un archipiélago de ensueño bañado por el Caribe.
San Blas cuenta con 365 islas e islotes de los que solo algo más de 50 se encuentran habitadas. Si nos lo proponemos, podemos visitar una isla diferente cada día del año. La imagen que ofrecen estos bellos trocitos de tierra es de postal y de típico fondo de pantalla, pero la buena noticia es que son reales. Existen y están repletas de bellezas naturales.
El archipiélago es un área protegida que también recibe el nombre de Guna Yala, en referencia a que todo este territorio indígena está administrado por la etnia Guna, un pueblo amerindio históricamente pacífico y que valora y conserva sus raíces y tradiciones. Una de ellas es la mola, un tejido artesanal de vivos colores que las mujeres de la comunidad continúan elaborando y vistiendo, atuendo que complementan con llamativas tobilleras y muñequeras, collares y en algunos casos también lucen pequeños aros en su nariz. Todo este colorido contrasta con la sencillez de la vestimenta habitual del hombre guna, que suele ceñirse a una camisa y un pantalón más o menos convencional.
No cabe duda de que uno de los grandes atractivos de visitar San Blas es conocer la vida y las costumbres de los guna. Sus hogares suelen ser cabañas levantadas con bambú, cañas y algunas hojas y placas de metal en la zona superior. La cocina local se nutre de los productos del lugar, como los cocos, el arroz o las bananas. Aunque no olvidemos que estamos rodeados de mar, por lo que en la mesa guna tampoco falta una buena langosta, cangrejos y diferentes tipos de pescado.
San Blas se ha convertido en uno de los destinos turísticos más deseados de la República de Panamá. Sus aguas transparentes de color turquesa, su arena blanca y la riqueza natural que cubre las islas son valores realmente atractivos. También la desconexión total y el modo de vida totalmente alejado del ritmo trepidante de las ciudades resultan muy gratificantes. Hasta hace muy poco tiempo, en este lugar del planeta era imposible conectarse a ninguna red de Internet, utilizar un cajero o pagar con tarjeta. Sin embargo, en la actualidad algunas comunidades ya disponen de acceso a la red y han ampliado su cobertura de telefonía móvil.
Bajo las aguas de Guna Yala hay un bello universo submarino repleto de arrecifes de coral, peces de mil colores y estrellas de mar, por lo que el buceo y el esnórquel son dos actividades muy populares en las islas. El lugar también invita a navegar realizando pequeñas excursiones en barco o a recorrer los parajes de increíble naturaleza que nos ofrece el interior de las islas.
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