Un fascinante espejo natural que refleja los cambios cromáticos de cada momento del día sorprende a quienes se lanzan a disfrutar de las playas del norte de Formentera, entre ellas la mítica Ses Illetes. Historia, naturaleza y economía se fusionan en esta geométrica zona de estanques donde cristaliza la sal hasta alcanzar su mágico tono rosado. Es la parte más fotogénica de un Parque Natural que, en la menor de las Pitiusas, engloba también sus dos lagunas –Estany Pudent y Estany des Peix– además de tres torres defensivas y un sepulcro megalítico, Ca na Costa. Una maravillosa muestra de la biodiversidad mediterránea de esta joya natural donde reposan y nidifican aves migratorias y que, además, es la más fiel huella del pasado salinero de la isla.
Las salinas de Formentera –una de las zonas del Parque Natural de Ses Salines d’Eivissa i Formentera– ya existían desde la antigüedad aunque no fue hasta el siglo XIII cuando se dejó constancia documental de su explotación. Más contemporáneamente, fue en 1873 cuando fueron adquiridas por el mallorquín Antoni Marroig y posteriormente por Salinera Española S.A., siendo explotadas durante un siglo, hasta 1984. Un laberíntico sistema de canalización que aprovechaba las aguas del Estany Pudent –la mayor de las dos lagunas de Formentera– bombeándolas hacia los entanques donde la sal cristalizaba hasta su extracción.
La salina fue la única industria de la isla previa al boom del turismo, por lo que fueron declaradas Bien de Interés Cultural (en la tipología de lugar histórico), en 2004. Y para ponerla en valor se ha elaborado un proyecto de reconstrucción virtual –a cargo del grupo Imageen– del monumento megalítico de Ca na Costa y de la torre de la sal, ubicada en el puerto de La Savina.
Pero el Parque Natural de Ses Salines tiene otras zonas de interés. Como la marítima, que ocupa un 85 % del mismo y es la que acoge las praderas de Posidonia oceánica, refugio de numerosas especies marinas y responsable de la pureza que caracteriza las cristalinas y paradisíacas aguas de Formentera. La parte terrestre alberga la mayoría de especies vegetales de la isla (178 en total), entre las que destacan los pinares mediterráneos y las sabinas costeras, así como la vegetación que rodea a estanques, sistemas dunares y acantilados del litoral. Esta variada vegetación se pondrá pronto en valor a través de un Catálogo de la Flora de Formentera, que recogerá dónde pueden observarse las plantas en toda la isla, y muy en especial en esta zona.
Otra de las señas de identidad del Parque Natural son sus dos lagunas. La mayor, el Estany Pudent (así llamado por el mal olor de antaño debido a sus aguas estancadas), tiene 3,5 km2 y llama la atención por acoger especies acuáticas como los flamencos y las cigüeñuelas comunes, además de una de las mayores concentraciones de zampullines cuellinegros de Europa. La menor, Estany des Peix, tiene una estrecha apertura al mar que permite la entrada de pequeñas embarcaciones, para su fondeo, y la práctica y aprendizaje de deportes acuáticos, como windsurf, kayak o vela. También llama la atención por una zona rocosa con casetas-varadero de barcas: Caló de s’Oli.
A nivel patrimonial, el Parque Natural alberga también tres torres de defensa: Sa Gavina, que vigilaba los accesos al puerto de La Savina; Punta Prima, junto a la localidad de Es Pujols; y Sa Guardiola, en la isla de s’Espalmador.
Ses Salines pueden recorrerse a pie o en bicicleta a través de cinco de las 32 Rutas Verdes de Formentera. La Ruta 1 (La Savina-Ses Illetes) pasa por el camino de Sa Guia, el Molí de Sal y la playa de Cavall d’en Borràs hasta llegar a Ses Illetes. La Ruta 2 (La Savina-Es Pujols), transcurre en parte por el Camí des Brolls (que también acoge una Ruta Ornitológica señalizada), que bordea el Estany Pudent. La Ruta 4 (Sant Francesc-Can Marroig) bordea una parte del Estany des Peix. La Ruta 5 (Can Marroig-Punta Gavina) parte del Centro de Interpretación de Can Marroig y alterna la zona boscosa inicial con el paisaje lunar posterior, con piedras de caprichosas formas, que antiguamente fue cantera donde se extraía el marés, piedra calcárea usada en las construcciones de la isla. Y la Ruta 19 (Es Pujols-Ses Illetes), que pasa por Sa Roqueta y por la costa noreste de Ses Salines. Además, unida a la rutas 1+2 forman una Ruta Running de casi 14 kms, que está señalizada.
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