Estamos en la época del año ideal para acercarnos hasta Kioto, la ciudad que fue capital de Japón durante más de un milenio y que en estos meses de primavera se muestra espectacular con sus árboles sakura en plena eclosión. Son los cerezos en flor que alfombran el paisaje con sus flores blancas y rosadas dibujando una imagen que impacta y enamora la vista de aquellos que los contemplan.
La primavera kiotense está repleta de suaves aromas, colores intensos y esencias del Japón más tradicional. Numerosos palacios, lagos plateados y grandes espacios ajardinados salen a nuestro encuentro en esta ciudad del país del sol naciente. También nos encontramos con sus cerca de dos mil templos. Precisamente, un templo es el auténtico motivo de nuestra visita a este punto del planeta.
A poco más de 20 minutos de distancia por carretera de Kioto se encuentra nuestro destino. Estamos en la ciudad de Uji, conocida por su magnífica variedad de arquitectura histórica, por la excelente calidad de su té verde, el más tradicional del país, y por la gran atracción turística del lugar: el templo Byodo-in.
Este santuario, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y Tesoro Nacional, es un perfecto ejemplo de arquitectura típica del budismo y sigue las líneas del diseño chino. Fue construido hace más de mil años y su popularidad es tan grande que su imagen aparecía en las monedas de 10 yenes.
La historia del templo está ligada a su gran símbolo: el ave fénix, figura muy venerada en Japón por ser protectora de Buda. De hecho, este animal mitológico sirve de inspiración al edificio y su representación en bronce está presente en el santuario.
Otro de los grandes atractivos del templo Byodo-in son los jardines que lo rodean, un espacio natural que simboliza el paraíso de Buda. Además, la silueta de este bonito templo japonés se alza frente a un estanque con lotos, una imagen que se recomienda contemplar acompañada de un delicioso té verde de Uji.
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