Nos acercamos a un país fascinante, genuino, que mantiene pocas coincidencias con el pensamiento y forma de vida occidental. Precisamente, esta circunstancia es uno de sus grandes atractivos. Estamos en Japón, un lugar de contrastes y el destino ideal para los amantes de la tecnología, el manga, las artes marciales, los guerreros samuráis, el sushi y los kimonos. Este punto del planeta cuenta con alrededor de 80 volcanes activos que forman parte del cinturón de fuego del Pacífico y que lo convierten en una de las zonas con mayor riesgo sismológico del mundo, aunque, afortunadamente, tanto los japoneses como las infraestructuras de sus ciudades están muy preparadas para afrontar estas situaciones y minimizar los riesgos. Pero hablemos de cosas más amables, porque nuestro viaje nos lleva hasta la capital de este país increíble. Tokio nos espera con sus nueve millones de habitantes, 26 millones si también contamos a aquellos que residen en toda su área metropolitana.
Tokio significa literalmente ‘capital del este’ y está considerada una de las ciudades más caras del planeta, por lo que es recomendable observar y comparar con detalle el precio de sus productos. Comenzamos nuestro paseo y uno de los lugares de la capital que primero capta nuestra atención es el Palacio Imperial, situado a unos 15 minutos caminando desde la Estación Central. Aquí es importante preparar la cámara fotográfica porque la residencia oficial del emperador y su familia cuenta con unos magníficos jardines que, por cierto, son el único punto del interior de la residencia que se encuentra abierta al público.
El río Sumida atraviesa la ciudad y es una estupenda vía navegable para disfrutar de un paseo por Tokio desde el agua y divisar rascacielos, puentes, zonas residenciales, barcazas que navegan a nuestro lado… Y para los amantes del sumo, ese deporte que practican unos señores que se empeñan en ganar kilos, es muy interesante una visita al Estadio del Sumo y a su museo que se encuentra en las mismas instalaciones. Ya que hablamos de museos, el Edo-Tokio, ubicado junto al río, nos ayuda a hacernos una idea de cómo vivían los habitantes de esta ciudad a partir del siglo XVII.
Los aficionados a la electrónica y las nuevas tecnologías estarán encantados cuando lleguen a un punto de la ciudad conocido como Akihabara, una zona comercial muy bulliciosa y llena de actividad con miles de comercios en los que poder adquirir lo último en tecnología. Además, en este lugar los fans del manga y la animación japonesa también encontrarán una buena selección de productos para su colección.
Llega el momento de los templos. Podemos asegurar que en esta ciudad se pueden ver unos cuantos. Nosotros vamos a hacer una parada en el templo Sensoji, el más antiguo de la ciudad. Se encuentra en uno de los barrios más tradicionales de Tokio y es un santuario budista que nos invita a recorrer jardines de estilo japonés, salones dedicados a diferentes deidades y, si llegamos en el día adecuado, también podremos participar en algún ritual tradicional.
Esta ciudad ofrece infinitas opciones para disfrutar: desde barrios tradicionales hasta zonas de una deslumbrante modernidad. También existe una isla artificial que merece una visita. Se trata de Odaiba, construida como fortaleza defensiva en el siglo XIX y ahora reconvertida en punto de interés turístico y en lugar ideal para todo tipo de compras. Uno de los grandes símbolos de este punto de Tokio es su Estatua de la Libertad, una réplica idéntica a la de Nueva York. Curiosamente, no es la única que podemos ver en Japón, ya que existen dos o tres más en lugares como Osaka y Aomori.
Es momento de probar algunos de los platos más característicos de la gastronomía nipona. En general, la oferta es muy rica y variada y se ha hecho muy popular en todo el mundo en los últimos años. Destacan alimentos como el pescado y el marisco, las verduras y el arroz. Además del popular sushi, algunas palabras clave de este tipo de cocina son, por ejemplo, la tempura –cualquier ingrediente rebozado en harina- o el sashimi, un tipo de pescado crudo y muy fresco acompañado de salsas como la soja o el wasabi, condimento de color verde extremadamente picante.
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