Tartu y su animado ambiente universitario

Estamos en la segunda ciudad más poblada de Estonia después de Tallin, su capital. Nuestro destino es Tartu. Situada al sureste del país, posee un bello centro histórico y un animado ambiente bohemio y universitario, ya que aquí se encuentra una de las universidades con más solera y más antiguas del Báltico, una institución fundada en la primera mitad del siglo XVII.

La Universidad de Tartu es imponente. En su fachada llaman especialmente la atención las solidas y blancas columnas del edificio principal, una construcción distinguida con el Sello de Patrimonio Europeo que está situada en el núcleo histórico de la población, y que forma parte de un conjunto compuesto por un antiguo observatorio, que en su día fue uno de los principales centros de investigación astronómica de Europa, y por el jardín botánico.

El jardín de la Universidad es un lugar delicioso que invita al paseo y a perderse entre flores y plantas de orígenes muy variados en torno a un bonito estanque. El acceso a este pequeño oasis en medio de la ciudad está abierto a todo el mundo.

Tartu cuenta con un bello y cuidado centro histórico. Uno de los puntos más destacados es la plaza del Ayuntamiento, donde se encuentra un precioso edificio del siglo XVIII que acoge las oficinas del gobierno municipal. Frente al Ayuntamiento, en el centro de la plaza, nos encontramos con una fuente representando a dos estudiantes que se demuestran su amor con un beso. Esta bonita imagen se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad y, por supuesto, en un indiscutible emblema romántico.

El Centro de Ciencias, la Torre Caracol y el edificio del Museo Nacional de Estonia destacan por su imagen de modernidad en medio de una ciudad repleta de rincones medievales y construcciones de estilo neoclásico.

Además de recorrer sus calles y de fundirnos en su animada vida cultural, Tartu nos propone un atractivo añadido: el disfrute de la naturaleza. Esta ciudad de Estonia, en la que, por cierto, nació el primer periódico del país, cuenta con numerosos parques y está rodeada de bosques. Y el lago Peipus, a escasos kilómetros de la población, es otro bonito escenario natural que la ciudad tiene muy a mano y que bien merece una excursión.