Pamukkale, “castillo de algodón” en turco, es uno de los lugares más bellos de Turquía y del mundo. Este precioso capricho de la naturaleza, ubicado al oeste del país, es un conjunto formado por numerosas terrazas naturales con piscinas de aguas termales ricas en minerales y provocadas por los antiguos movimientos tectónicos que se produjeron en la zona. El resultado es un paisaje irreal, fantástico, onírico… e increíblemente bello.
El lugar presenta gruesas capas de roca caliza que bajan en cascada por la ladera de la montaña, formando piscinas que adquieren el aspecto de gran catarata fija, sin movimiento. El baño en este lugar es uno de los grandes placeres que nos ofrece Pamukkale.
En la antigüedad, las aguas termales de estas terrazas naturales eran muy apreciadas por los romanos, lo que motivó que en torno a ellas se construyera la ciudad de Hierápolis, a la que muchos se acercaban buscando las propiedades curativas que proporcionaba Pamukkale. La zona era especialmente frecuentada por la nobleza del Imperio Romano, que escogía este lugar para disfrutar de estancias vacacionales y descansos relajantes. Era su gran balneario y centro curativo. Todo este conjunto cuenta con la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La ciudad grecorromana de Hierápolis cuenta con muchos restos de la antigua urbe: templos, baños, calles, puertas, una necrópolis y un espectacular teatro del siglo II d.C. muy bien conservado y situado en la ladera de una colina.
Se calcula que el teatro de Hierápolis tenía capacidad para acoger a cerca de 20.000 espectadores ubicados en sus 50 filas de asientos de piedra. El escenario, en el que lucen varios relieves, aún deja entrever la espectacular decoración que tuvo en su día.
Una visita al museo de Hierápolis es el complemento perfecto para conocer la historia de la ciudad y no perder ni un detalle de la vida y costumbres de la época. Además de estatuas de diferentes divinidades, también se descubren figuras y elementos decorativos junto a multitud de objetos cotidianos: lámparas, tazas, vasos, monedas…
El insólito y bellísimo paisaje de Pamukkale y el fascinante yacimiento arqueológico de la ciudad de Hierápolis son, sin duda, dos destinos imprescindibles en Turquía.
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