Dolmen de Lácara, cultura megalítica en la dehesa extremeña

Este dolmen, situado a 25 kilómetros de Mérida, es una de las construcciones megalíticas más grandes de la Península Ibérica. Fue elegido para transmitir en directo el equinoccio de primavera de 2019 y está ubicado en plena naturaleza, muy cerca de Aljucén, una localidad de origen romano que esconde una misteriosa iglesia.

Los pueblos primitivos vivían en conexión con la naturaleza, leían e interpretaban el cielo, honraban a sus divinidadesy realizaron los primeros ritos funerarios. Estas civilizaciones dejaron su huella en construcciones como el dolmen de Lácara, un imponente monumento megalítico que surge entre las encinas y los bosques típicos de la dehesa extremeña.

Los cuchillos, las puntas de fecha y las placas de pizarra que se encontraron en su interior indican que se construyó entre el 3.000 y el 4.000 a.C. en el Calcolítico, un periodo prehistórico situado entre el Neolítico y la Edad de Bronce. Esta etapa estuvo marcada por el desarrollo de la metalurgia y el inicio de los intercambios comerciales.

El dolmen de Lácara no solo cumplía una función funeraria. En estos complejos megalíticos se realizaban rituales, se observaba el cielo, se rendía culto a las divinidades y se trataban temas trascendentales para la tribu. Estas construcciones fueron edificadas en lugares sagrados aprovechando la energía de elementos naturales como las corrientes de agua del río Lácara. 

El primer elemento de la estructura del dolmen es el vestíbulo. Después se encuentra la entrada, que da paso a un corredor de más de 9 metros de largo que desemboca en una gran cámara de planta octogonal. Esta cámara estaba cerrada por una gran losa que hacía de cúpula y que tenía unos 5 metros de altura. Este cerramiento no se ha conservado, aunque en las inmediaciones del dolmen se encuentran bloques de granito que formaban parte de su estructura.

El término megalito significa “piedra enorme”. Al contemplar edificaciones como el dolmen de Lácara es inevitable preguntarse cómo aquellos pobladores podían mover estos bloques gigantes y colocarlos con tanta precisión. 

El dolmen permanece abierto durante todo el año. Para llegar a él desde Mérida hay que tomar la autovía A-66 dirección Cáceres, hasta llegar a Aljucén. Antes de entrar en el pueblo hay que pasar por una rotonda y desviarse por la salida EX214. A los 8 kilómetros se encuentra un indicador del dolmen. Después de dejar el vehículo en la explanada situada al lado del cartel hay que caminar pegado a la valla de una finca privada durante 5 minutos hasta llegar al dolmen, que llama la atención por su ubicación elevada y el tamaño de sus piedras. 

Desvío de Aljucén

Muy cerca del dolmen se encuentra la localidad de Aljucén. Este pueblo de origen romano tiene en su plaza central una iglesia de estilo gótico tardío con una singular portada. Fue construida por los caballeros de Santiago entre los siglos XV y XVI y está dedicada al apóstol San Andrés.

La fachada oriental de la iglesia mira hacia el oeste y llama la atención por su estilo renacentista, cargado de arcos superpuestos en los que sobresalen diferentes símbolos. En el arco superior destaca una inscripción en latín dedicada al apóstol San Andrés: ora pro nobisdominumdeumnostrumlesumchristum, que significa “ruega por nosotros a Nuestro Señor Jesucristo”. 

A ambos lados de la portada y por encima del arco superior aparecen dos bustos de mirada perdida. El de la derecha es San Andrés y el de la izquierda Santiago, que tiene un gorro de peregrino en representación del camino mozárabe, una ruta hasta Santiago que pasa por Málaga, Granada, Jaén, Córdoba y Almería y que llega a Extremadura para enlazar con la Vía de la Plata.