Nos acercamos a la inmensa Rusia, concretamente a uno de los extensos territorios que forman el gran puzle de la Federación Rusa. Nuestro destino es la República de Tartaristán, hogar de una nutrida mayoría de tártaros y un lugar alfombrado de bosques y estepas. Kazán es su capital, ciudad increíble llena de bellos detalles que fascinan.
Kazán es más antigua que Moscú. Esta urbe de cultura milenaria se encuentra entre las más bellas del país y recibe el sobrenombre de la ‘Estambul del Volga’, río que baña la población. Paseando por las calles de esta ciudad rusa nos tropezaremos con algunas esculturas con forma de dragón. Esto se explica porque este animal mitológico es el símbolo de Kazán. También nos llamarán la atención las modernas líneas del Kazán Arena, el estadio de fútbol local, un recinto que resultará muy familiar a los amantes de este deporte.
Son muchos los motivos que nos invitan a dirigir nuestros pasos hasta este punto del país más grande del mundo, pero en esta ocasión vamos a centrarnos en uno especialmente atractivo: la mezquita Qol Sharif, lugar emblemático que forma parte del Kremlin de Kazán, el recinto amurallado de la ciudad, una ciudadela histórica construida en el siglo XVI por orden del zar Iván el Terrible sobre las ruinas de un antiguo castillo, un lugar que cuenta con la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
La mezquita original construida en el siglo XVI en honor del imán Qol Sharif quedó totalmente destruida tras el asedio de la ciudad, por lo que la actual es una reconstrucción de finales del siglo XX. Es una de las más grandes de Europa, detalle que no nos asombra, porque en Rusia todo es muy grande.
La nueva mezquita se construyó con la ayuda de decoraciones y elementos de diferentes partes del mundo, como su gran lámpara fabricada en la República Checa o sus alfombras iraníes. Además, esta edificación contó con muchos patrocinadores, personas que realizaron cuantiosas aportaciones económicas para su creación. Los nombres de todos ellos han quedado impresos en una colección de libros que se encuentran en la sala principal de la mezquita.
Este bellísimo edificio es lugar de culto activo, por lo que no se encuentra abierto a los turistas en su totalidad. Sin embargo, su exterior es tan fascinante que vale la pena contemplarlo si visitamos Kazán. Al llegar la noche, la espectacular iluminación de la mezquita nos regalará un recuerdo imborrable.
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