Monemvasía, un destino mágico en el Peloponeso

Es pequeña y encantadora. Este rincón de Grecia se conoce con el nombre de ‘la ciudad salvada por los dioses’, denominación que confirma el buen gusto de aquellas deidades que decidieron rescatarla, aunque no sabemos muy bien de qué o quiénes.

Estamos en Monemvasía, una bonita población de la península del Peloponeso bañada por el Egeo. Aunque actualmente aquí residen menos de 50 vecinos, la localidad tuvo un momento de esplendor en la época bizantina gracias a su posición estratégica y a su actividad comercial. En aquella etapa llegaron a vivir en Monemvasía cerca de 50.000 personas.

Uno de los grandes atractivos de la población es su ubicación sobre un peñón a unos 300 metros sobre el nivel del mar, un lugar privilegiado con vistas a los infinitos azules de las aguas del Egeo. Bizantinos, turcos, venecianos… todos ellos y muchos otros pueblos pasaron por Monemvasía y pueden dar fe de la belleza del entorno en el que se encuentra la localidad. 

El nombre antiguo de esta villa fortificada medieval era Malvasía, cuestión que hace referencia directa al delicioso vino de la zona que cuenta con reconocimiento mundial. 

Toda la ciudad está protegida por murallas. Tras ellas no hay vehículos. Aquí los motores se quedan fuera y el paseo se convierte en protagonista. Recorrer sus encantadoras calles empedradas y subir las escaleras de piedra que salpican la localidad es una de las actividades más recomendables del lugar. Caminar por Monemvasía emociona. 

La ciudad se divide en la zona alta y la baja. En la primera se encuentra la ciudadela y el templo bizantino dedicado a Santa Sofía, datado en el siglo XIII y en cuyo interior se conservan frescos de aquella época.

En la parte baja de la población se disponen las casas a modo de terraza al borde del mar. Aquí disfrutamos de la visita a varias iglesias y del área más comercial de Monemvasía, donde están las pequeñas tiendas y numerosos restaurantes.

Un terremoto separó la roca en la que se encuentra Monemvasía del continente. Actualmente un puente es el único acceso a esta bonita localidad. Atravesarlo y llegar hasta ella es un momento evocador y se propone como un buen motivo para comenzar a soñar.

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