Nos acercamos al suroeste de Colorado, en los Estados Unidos de América. Allí nos espera un parque nacional que recibió esta declaración en el año 1906. Hablamos de Mesa Verde, un territorio protegido que forma parte de la lista Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO. Fueron exploradores españoles los que bautizaron a este lugar con el nombre de Mesa Verde por sus altas mesetas cubiertas de verde vegetación.
Hemos llegado hasta aquí para descubrir las huellas de los indios anasazi, quienes ocuparon estas tierras durante cerca de 700 años, entre los siglos V y XII. La palabra anasazi significa enemigo ancestral y en esta zona se conserva la mayor y más valiosa muestra arqueológica de esta cultura nativa norteamericana. El lugar es realmente apasionante, porque el legado de este antiguo pueblo se mantiene vivo a la vista del visitante.
Mesa Verde reúne ciudades enteras construidas por los anasazi. Se conservan numerosos edificios, de diferentes alturas y tamaños, elaborados con mortero, piedra arenisca y madera. Uno de los más altos es el conocido como Casa Torre Cuadrada. Impresiona la visión de estos espectaculares centros urbanos a los que no les faltaba ni un detalle: almacenes, templos ceremoniales, espacios públicos… Se trata de un sistema urbanístico que en aquel momento era inédito en Norteamérica.
Estas interesantes edificaciones se encuentran sobre lugares elevados, y en algunos casos directamente sobre acantilados. Si sumamos este aspecto a que no conocían la rueda, cabe pensar que la vida en estos asentamientos requería de gran agilidad de sus pobladores a la hora de proveerse de agua, alimentos o madera y volver con ellos a la cima.
El Parque Nacional Mesa Verde acoge a más de 600 de estas viviendas. En la actualidad sigue siendo un misterio el motivo que llevó a sus habitantes a abandonarlas, aunque se apuesta con fuerza por la teoría de un cambio climático que provocó una seria sequía en una zona en la que siempre han escaseado las precipitaciones. También se baraja la posibilidad de que la incursión de tribus enemigas les hiciera cambiar de ubicación. Sea como fuere, se desconoce cuál fue el rumbo que tomó el pueblo anasazi, una cultura apasionante que nos ha dejado numerosas muestras de su habilidad para crear grandes y organizadas urbanizaciones.
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