La Semana Santa está a la vuelta de la esquina. Cogiendo sólo tres días, porque en muchas comunidades ya el jueves santo es festivo, se pueden coleccionar hasta 14 días para hacer un viaje lo suficientemente largo como para poder comenzar ya a mirar hoteles en la Riviera Maya.
Y es que la primavera es una de las épocas preferidas para viajar a sitios más lejanos. Un poco porque, desde Navidad, se ha aguantado casi la respiración, sin apenas festivos y con los días aún cortos, oscuros y fríos.
En cuanto asoma el sol por la ventana y las terrazas empiezan a llenarse, también aumenta el deseo de planificar las siguientes vacaciones en las que disfrutar, desconectar y conocer otras culturas y tradiciones.
Culturas y tradiciones que se pueden hacer sin salir siquiera de España, porque, si por algo se distingue nuestro país, es por su diversidad y diferencia de un sitio a otro. Sea dentro o fuera, sea playa o montaña, en la segunda semana de abril se espera gran movimiento turístico, tanto de aquellos que vendrán a visitarnos como aquellos que saldrán por Europa o más allá, o se moverán dentro del país.
De hecho, el pasado año la ocupación hotelera llegó hasta alrededor del 80%, una cifra que se espera poder alcanzar también este año si el tiempo sigue acompañando, ya que, por ahora, el temido Brexit no ha tenido ninguna consecuencia aparente en el turismo.
Para aquellos que aún no pensaron qué hacer en Semana Santa, dejamos algunas pistas de viajes y que no dejarán indiferente a nadie:
- Sevilla. Es el lugar por excelencia. Respirar el olor a azahar, el olor a incienso. Ver la cera que deja el rastro de los cirios de los nazarenos en las calles del centro por la mañana temprano y esperar a que salga la primera procesión del día con una gran ilusión. La Paz en el Parque de Maria Luisa, la Estrella - también conocida como La Valiente -, el Cautivo de Tiro de Línea, San Gonzalo, Los Estudiantes, San Bernardo, el Baratillo o La Sed, son algunas de las procesiones más bonitas de ver durante los primeros días antes de la Madrugá. Esta cita sevillana hay que vivirla, al menos, una vez en la vida. Emocionarse con el arte de Triana, con su Cristo de las Tres Caídas o su Esperanza, tararear campanilleros con la Macarena, gritarle guapa o escuchar las monjitas de Santa Ángela de la Cruz. El Cristo de los Gitanos, el Gran Poder, El Calvario, el Silencio…es una experiencia inolvidable. Y, para aquellos que no quieran estar todo el tiempo viendo pasos, la playa está muy cerca. Cádiz o Huelva, además de playa, tiene una oferta turística muy interesante que visitar.
- Riviera Maya. Ya se ha dicho al principio de este artículo. En casi 14 días da tiempo a ir hasta esta zona maravillosa del Caribe y disfrutar de un relax 100%, sin la prisa de la ciudad, del trabajo o de los cuidados y/o tareas. Además, una de las fórmulas es escoger un hotel de Iberostar.com que se caracteriza por tener excelentes servicios, por lo que el descanso y la comodidad es aún mayor, en primera línea de playa. Hacer una excursión a Chichén Itzá, conocer este entorno arqueológico de la civilización maya, nadar con delfines o tortugas o salir de fiesta a la famosa discoteca Coco Bongo, son algunas de las actividades que ofrece este paraíso terrenal, junto con una rica variedad gastronómica y la hospitalidad y calor de su gente.
- Para todos aquellos que no quieran hacer un viaje largo, las Islas Baleares ofrecen también todo lo necesario para pasar unas estupendas vacaciones de sol, playa, descanso y buena vida. Palma, Alcudia o Pollensa, son algunos de los lugares donde disfrutar de aguas cristalinas y arena blanca y un baño, si hace buen tiempo. Igualmente, atracciones turísticas como las cuevas del Drach o la puesta de sol desde el cabo Formentor o una excursión en barco hasta Formentera y Cabrera, pueden llenar unas vacaciones ideales, de paseos en bici y armonía entre mar y montaña.
- Italia. Así, como país. Todo entero es perfecto e ideal para visitar en cualquier época del año, por su cercanía y facilidad de acceso. Norte, con Turín y sus Alpes o Milán con su Duomo, o la Toscana con la majestuosidad de Florencia que da la impresión de estar metido todo el rato en una postal. Roma y el Vaticano o Nápoles y la Costa Amalfitana también son otros destinos muy golosos para estos días, con paisajes de ensueño, gente alegre y despreocupada y comida de la que nunca uno se puede aburrir.
Estas son solo algunas pistas. Se queda en el tintero la vecina Portugal, con Lisboa y Oporto a la cabeza, pero es mejor no seguir y empezar ya a preparar la maleta.
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