Nos adentramos en el corazón de Aragón. Más concretamente, en las afueras del municipio zaragozano de Nuévalos, una pequeña población de poco más de 300 habitantes situada en la Comarca de Calatayud. Cierto es que las distancias por estas tierras se hacen más largas teniendo en cuenta la altitud y las carreteras, pero el viaje para llegar al Monasterio de Piedra se hace corto contemplando el espectacular paisaje que nos deslumbra: un paraje natural de valor incalculable que es reconocido como uno de los más turísticos en el panorama nacional.
En el Parque Natural del Monasterio de Piedra, uno de los lugares con mayor riqueza biológica en España, el agua es la protagonista. Se trata de un recinto exhuberante que tiene que ser visita obligada para todos aquellos amantes de la calma y la tranquilidad que se respira cuando se entra en contacto con la naturaleza. A medida que vamos avanzando por el recorrido, el cantar de los pájaros, los sonidos del agua y el aire puro nos hacen entrar en un estado de paz que sólo podemos encontrar en este tipo de entornos medioambientales.
A su paso por las inmediaciones del Monasterio, el río Seco ha ido regalando preciosas cascadas conectadas por medio de unos senderos que nos teletransportan a otra época. Además, a lo largo del recorrido nos encontramos con varias grutas de una belleza incomparable que fueron descubiertas por Juan Federico Muntadas, el artífice del enclave.
Visitar el parque natural puede durar alrededor una hora y media y el recorrido es apto para todas las edades.
El complejo
El Monasterio de Piedra, de estilo románico tardío, tiene su origen en una abadía cisterciense del siglo XIII dedicada a Santa María la Blanca. Con más de 800 años de historia, se trata de uno de los monasterios que en mejor estado se conserva de todos los que podemos encontrar en el territorio nacional. La visita guiada comienza con un recorrido entre las ruinas de la antigua iglesia y sigue por el impresionante y cuidado claustro.
Atravesando estos robustos y austeros muros, nos llama la atención el pasillo llamado "Callejón de los Conversos", de estilo románico. Este paso, paralelo a una de las galerías del claustro, se usaba para el acceso de los trabajadores cristianizados sin que tuvieran contacto con los monjes, una anécdota que nos permite atisbar cómo era la vida de los curas del convento en tiempos remotos. El claustro, reformado de forma reciente, dispone de un colorido jardín.
Para visitar el Monasterio se necesitan más o menos tres cuartos de hora y existe la posibilidad de hacerlo con guía.
En cuanto a los horarios, el parque se puede visitar desde las 9:00 h hasta las 18:00 h, mientras que el monasterio está abierto de 10:00 a 18:00 horas.
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Imágenes de Guillermo Peris Peris.
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