Buscando a Vlad en Sighisoara

No lo vamos a encontrar, aunque rápidamente nos percatamos de que está por todas partes, especialmente en forma de recuerdo a la venta en las tiendas de artesanía. Buscamos a Vlad III, a Vlad Tepes, más conocido como Drácula. Para ello nos adentramos en la pequeña ciudad de Rumanía en la que se encuentra su casa natal: Sighisoara.

Calles adoquinadas, arquitectura medieval, mil flores en las fachadas de las coloridas casas… Estamos en un lugar que no da miedo. Todo lo contrario. Quien lo conoce se enamora al instante. En este punto del país, situado en la región de Transilvania, parece que el tiempo se ha detenido y seguimos transitando por los orígenes de la ciudad, allá por el siglo XII. Han pasado más de ocho siglos que no han hecho mella en esta bonita población magníficamente bien conservada y que cuenta con la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Aunque no existe una evidencia clara sobre el hecho de que Drácula naciera aquí, todo apunta a que vino al mundo en una casa que actualmente se ha transformado en restaurante, un local que ofrece platos típicos rumanos y que se ha convertido en uno de los puntos turísticos más importantes del país. ¡Si Vlad levantara la cabeza…!

En el siglo XV se construyeron un buen número de torres en Sighisoara, estructuras defensivas que ocupan el centro de la ciudad y que en su día tenían un carácter militar. Cada una de ellas era defendida por un gremio de artesanos, de ahí que los nombres de estas torres indiquen diferentes actividades artesanales: torre de zapateros, torre de herreros, torre de orfebres, etc.

Hablando de torres, de visita obligada es la Torre del Reloj, la de mayor altura de todas las que ocupan la ciudad con sus 64 metros que la elevan sobre el suelo. Este importante edificio histórico nos invita a subir sus inclinadas escaleras para alcanzar a ver las mejores vistas de toda la población. Existen una serie de pequeñas figuras de madera que son las encargadas de marcar las horas en el reloj de esta torre que luce especialmente bella con su iluminación nocturna.

En el interior de la Torre del Reloj también se encuentra el Museo de Historia. No es el único de la ciudad, ya que también podemos visitar el Museo de Armas y el Museo de la Tortura.

Para ponerle la guinda a este paseo por Sighisioara, interesa saber que a unas dos horas de distancia en coche tenemos el Castillo de Bran, otro punto clave en la conocida como Ruta de Drácula. La leyenda cuenta que esta fortaleza fue la residencia de Vlad el Empalador, aunque todo apunta a que este príncipe rumano únicamente estuvo en el castillo en una ocasión como invitado. A pesar de esta circunstancia, merece la pena una visita por tratarse de uno los castillos medievales más impresionantes y mejor conservados de Rumanía.

Revista Viajes y Lugares