Podríamos hablar de la belleza del parque del Retiro en otoño, o el del Capricho, el Campo del Moro, o el Jardín Botánico. También de las infinitas muestras de arte en los grandes museos y galerías apenas conocidas, de las muchas propuestas de cada uno de los barrios con sus fiestas y mercadillos. Quizá, aprovechando el veranillo de San Miguel, que no suele fallar a comienzos del otoño, sea el momento de recorrer Madrid en segway o en tuk tuk, o tomar prestada una de las muchas bicicletas que hay por toda la ciudad -las habituales blancas de biciMAD o las nuevas naranjas de oBike y Mobike, y, por qué no, los patinetes verdes de Lime.
En Madrid en otoño, y en cualquier otra estación, se pueden hacer miles de cosas. Nosotros nos conformamos con diez que se reparten entre cultura y gastronomía. ¡Buen provecho!
Un museo no tan conocido
El panorama cultural y museístico de Madrid está presidido por los tres grandes: Prado, Reina Sofía y Thyssen. Hay casi medio centenar, mucho de ellos gratis ciertos días y horas. Los hay de todas las temáticas, para todos los gustos y todas las edades. Tal vez uno poco conocido, pese a estar en pleno centro es el Lázaro Galdiano.
Este museo era en sus orígenes la casa del escritor, editor y financiero José Lázaro Galdiano, quien vivió entre los años 1862 y 1947, y durante ese período acumuló una extensa colección de arte y algunos otros objetos poco comunes. Es extremadamente amplio y tiene un total de cuatro mil ochocientas veinte piezas distribuidas en las cuatro plantas del edificio, cada una repleto de vajillas de plata, joyas, objetos de cerámica, muebles, piezas de marfil y mucho más.
El museo alberga las creaciones de artistas como El Greco, Goya, Velázquez, Ribera y Murillo. También de Constable y Turner. Aunque Lázaro Galdiano, experto en arte, vivió el furor de las vanguardias de principios de siglo, sobre todo el impresionismo, no hay ni una sola obra en su gigantesca colección. "Ese arte no entrará en mi casa", solía decir. El verdadero mérito de su colección, que logró incrementar gracias a su matrimonio con la rica viuda argentina Paula Florido, es precisamente lo variado de la misma.
Otro mérito es que, aunque la donó al Estado español, el Museo se mantiene todavía gracias a las rentas que proporcionan su sabias inversiones. Vale la pena aprovechar la promoción "Cinco Museos, otro Madrid" que permite visitar los museos Lázaro Galdiano, Sorolla, del Romanticismo, Cerralbo y el de Artes Decorativas por solo 12 euros.
El mejor cocido madrileño
No muy lejos del Lázaro Galdiano, en la paralela calle Velázquez, se encuentra La Clave, dirigido por Tomás Gutiérrez, un coqueto restaurante que aúna tradición, elegancia y sobriedad. Con la cocina española como protagonista, sus chefs ofrecen una propuesta gastronómica de mercado con productos de primera calidad y elaboraciones de antaño con un toque de innovación y distinción de la mano de Pepe Filloa.
La Clave rescata recetas olvidadas: jarrete de lechal a la parrilla, gallina en pepitoria, mollejas al ajillo, bacalao gratinado... a los que se añaden clásicos en plena vigencia como callos a la madrileña, gambas al ajillo y originales creaciones propias como la pirámide de verduras de La Vega de Aranjuez. Pero sin duda su fama viene de ofrecer el mejor cocido madrileño, el único en cuatro vuelcos de la región que además lo marida con champán.
Para abrir boca, Pepe Filloa rescata una remota tradición de la sierra: la croqueta de pringá, elaborada con el tocino, el chorizo y la morcilla del cocido. Le sigue la sopa de fideos "calentita y desgrasada", con cebolleta y guindilla. De tercer vuelco, cremosos garbanzos pedrosillanos de Salamanca, repollo, patatas gallegas, zanahoria y pelota. Finalmente, las carnes o viandas: morcillo de ternera asturiana joven, gallina campera, tocino ibérico, chorizo, morcilla, hueso de jamón y hueso de caña con tuétano.
Buena música casi cualquier día
El Auditorio Nacional de Música de Madrid ofrece una apretada programación casi cualquier día de la semana desde mediados de septiembre a finales de junio. Varias son las compañías y fundaciones que se reparten la programación: Orquesta y Coro Nacionales de España, Fundación Scherzo, La Filarmónica, Centro Nacional de Difusión Musical, Grupo Concertante Talía, Filarmonía, Multiarmonía...
Tal vez las dos mejores programaciones son las de Ibermúsica, que está a punto de cumplir 50 años de actividad y que ofrecerá un total de 28 conciertos con las mejores orquestas, directores, solistas y obras, con un total de 17 agrupaciones musicales, entre las que están la Orchestre Philharmonique du Luxembourg, Philharmonia Orchestra, Filarmónica della Scala, Filarmónica de Oslo, la Filarmónica de Hamburgo, London Philharmonic Orchestra, Philharmonique de Radio France, Kammerorchester Wien-Berlin, Gustav Mahler Jugendorchester o la Gewandhausorchester.
Por su parte, Fundación Excelentia, lleva apostando desde hace años por acercar la música a todos los públicos y todos los bolsillos, con ciclos dedicados a los Grandes Clásicos, el Ciclo Música y Vino que combina música de cámara y degustación de vinos al finalizar el conciertos, Música de cine, Conciertos Extraordinarios o su nuevo Ciclo de Óperas. Además de música clásica y óperas, Fundación Excelentia también incluye zarzuelas, tangos, rancheras y música de cine.
La cocina de Ávila frente al Palacio Real
Cualquier visita a Madrid no puede pasar por alto un paseo por los jardines del Palacio Real, tanto los de Sabatini como los de la plaza que está entre Palacio y el Teatro Real o los del Campo del Moro. Si se hace a atardecer podrá disfrutarse de una de las mejores puesta de sol de Madrid y si coincide que es primer miércoles de mes, vale la pena presenciar al mediodía el cambio de guardia en el patio de armas del Palacio, frente a la Almudena, todo un espectáculo de hombres, caballos y bandas de música.
Justo al lado se encuentra el restaurante Dudua Palacio, en el que un equipo de profesionales de la hostelería orgulloso de serlo se ha propuesto mantener día a día la calidad de producto y la altura del servicio. Y como esto también va de cultura, sus paredes están siempre están adornadas con cuadros que se renuevan constantemente, obras de artistas emergentes, y en algunos casos consagrados, todas ellas de venta al público.
Su carta tiene inspiración en la cocina autóctona de Ávila con platos como Judiones de El Barco, Patatas revolconas con torreznos, Cocido castellano, Picadillo con huevo, Callos con mucho morro, Sopa de ajo con jamón y huevo y Lomo y chorizo de la olla. Su Menú del día cuesta solo 12 euros y ofrece tres primeros y tres segundos diferentes a elegir y cada día disponible un plato de cuchara de su carta de productos típicos.
Dormir a la sombra de un dinosaurio
Una propuesta original para familias o grupos es la que sugiere el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), una institución única dentro del CSIC porque además de llevar a cabo investigación científica puntera, gestiona una importante colección de especímenes, y desarrolla un programa de exposiciones y actividades educativas dirigidas al público general. Entre otras cosas propone visitas de grupos al Museo, seguida de un cóctel a la sombra de los dinosaurios.
Pero también es posible pasar la noche entre ellos. El programa "La noche de los dinosaurios" permite a través de diversas experiencias conocer el trabajo que realizan los geólogos. Meteoritos, minerales y una columna estatigráfica con un juego muy prehistórico. Tras una cena tipo pic-nic se adquirirán nociones sobre el trabajo de los paleontólogos y sus estudios sobre dinosaurios y la prehistoria: moldes, yacimientos y huellas de dinosaurios. A las 23.30 h. toca dormir. "Si te dejamos..." ya que un personaje misterioso, el Diplodocus del museo Dippy, cobrará vida y junto con los niños iluminará la noche del museo con sus historias. A las 08.30 h. hay desayuno y fin de la actividad.
La mejor fabada asturiana se come en Madrid
Cariño, tradición, esmero y la mejor materia prima es la clave del éxito de la Cervecería Cruz Blanca Vallecas, que abrió sus puertas en 2005 y convertirse a día de hoy en uno de los mejores restaurantes de cocina tradicional española. Dirigida y guiada en la cocina por Antonio Cosmen, especialista en la cocina tradicional española, sus dos platos estrella, reflejan sus propias pasiones vitales: la fabada asturiana de su tierra natal y el cocido madrileño del lugar donde ha triunfado. Por éste último se decidió uno de sus recientes clientes, el rey Juan Carlos, gran amante de la cocina tradicional a quien acompañó, entre otros la popular jurado de Master Chef, Samantha Vallejo-Nágera.
El producto principal de la fabada asturiana, las 'fabes', llegan a Vallecas directamente desde Navelgas (Concejo de Tineo, Suroccidente de Asturias) y eso garantiza que son buenas siempre, son fabes terciadas, no muy grandes para que no tengan mucho hollejo y no resulten ásperas. En Cruz Blanca Vallecas la fabada se puede comer como plato único o acompañada por unos entrantes para compartir como las croquetas caseras, calamares salvajes del Atlántico o anchoas del Cantábrico y postre casero.
Ópera para todos a buen precio
Para la temporada 18/19 el Teatro Real, que comienza el 19 de septiembre y con la que culmina sus primeros 200 años de historia, se ofrecerán en total 15 títulos operísticos, 13 escenificadas y 2 en versión de concierto?, 5 espectáculos de danza, 16 conciertos y recitales y una diversificada programación infantil y juvenil enmarcada en las diferentes propuestas de El Real Junior dirigida a diferentes edades.
Las producciones están firmadas por grandes directores de escena, la mayoría de las cuales se estrenan en Madrid: desde títulos del repertorio y obras conocidas como Faust, Turandot o Il trovatore, a las últimas vanguardias musicales como Only the Sound Remains, junto a óperas imprescindibles como Capriccio o La Calisto se verán por primera vez en el Real. Con Das Rheingold da comienzo la épica tetralogía de Richard Wagner: El anillo del nibelungo.
Grandes voces del panorama nacional e internacional como Plácido Domingo, Joyce DiDonato, Nina Stemme, Piotr Beczala y Philippe Jaroussky, entre muchos otros, se darán cita junto a jóvenes talentos nacionales en un recorrido por la ópera desde el siglo XVII a nuestros días. Se ofrecen en total 244 funciones por lo que siempre es fácil encontrar un día en que asistir al Real y con precios muy asequibles.
Cuando comer se convierte en arte
A veces vale la pena alejarse del centro de la ciudad para disfrutar de una fantástica comida. Este es el caso del restaurante La Merced, un tesoro escondido en la Villa de Vallecas que desplaza a los clásicos del centro. Si el restaurante La Merced ofreciera solo una buena gastronomía, unos magníficos productos y una carta muy cuidada, sería un gran establecimiento, pero uno más de los muchos buenos restaurantes que hay en Madrid, en este caso en la Villa de Vallecas.
Pero en La Merced está, justamente, Merced, o sea Mercedes García Egido, propietaria y alma del lugar que es quien convierte este sitio en algo excepcional. Y es que su simpatía, su amabilidad y su profesionalidad hacen que una comida en La Merced sea una experiencia gastronómica que excita todos los sentidos. Cuando comer se convierte en arte. En La Merced hay carta, claro, y muy completa, pero la primera grata sorpresa es oír recitar los platos a esta antigua maestra, reconvertida un tanto a la fuerza en restauradora: "Milhojas de salmón ahumado con mantequilla de anchoas, aliñadas con natillas de mango y vinagreta de frambuesa" o "Vieira del Atlántico Norte a la plancha acompañada de un salteado de boletus-edulis e hígado de pato fresco, terminado con reducción de Pedro Ximénez... y así hasta 20 0 25 recomendaciones en las que no solo canta el título, sino la forma de elaboración. Y todo ello, sin apenas respirar y repitiéndolo cuando hace falta, mientras invita a un chupito de vermut y aperitivo de la casa. No hacen falta más palabras, lo mejor es ir allí y disfrutarlo a tope.
El mejor flamenco andaluz en el corazón de Madrid
A un paso de la Puerta del Sol, de la Plaza de Santa Ana y la de las Cortes, se encuentra el tablao de Cardamomo donde maestros de la guitarra española y la percusión, prestigiosos cantaores y cantaoras, bailaores y bailaoras del flamenco se entregan al público en cuerpo y alma con un espectáculo en directo, único y singular. La íntima atmósfera del tablao anticipa al espectador la vibrante emoción que se va a experimentar al disfrutar en directo de un innovador espectáculo de flamenco, honesto y de raíz, en compañía de profesionales de prestigio.
Punto de encuentro de los mejores artistas y estudiosos del flamenco, Cardamomo se ha convertido en símbolo del amor por este arte y en referencia reconocida por grandes como Joaquín Cortés, Enrique Morente, Estrella Morente, Jorge Pardo, Antonio Carmona, Ramón El Portugués, Tomatito o Raimundo Amador, entre otros. Tras la copa de bienvenida, 45 minutos antes del show, se ofrece servicio de cenas. Hasta hace poco Cardamomo celebraba sesiones infantiles con cuentos escenificados en las que más de una vez ha asistido la entonces princesa Letizia con sus hijas, sentadas en el suelo.
La gaditana, cocina andaluza auténtica
Tanto el restaurante La Gaditana como la taberna son espacios donde disfrutar de los mejores platos de la cocina gaditana y andaluza. La familia de Antonio Martínez (que curiosamente no es de Cádiz sino de Lorca en Murcia), elabora uno de los mejores salmorejos de la capital, pero también uno de los mejores cazones en adobo, una exquisita tortilla de camarones, unos estupendos guisos, como el del rabo de toro y mucho más.
Con una carta muy completa donde no pueden faltar las frituras de pescado, chuletones, garbanzos con choco, ortiguillas, arroz caldoso con gambas rojas... este restaurante ofrece un entorno agradable y un servicio excepcional dirigido por los hijos de Antonio. Este pequeño rincón de Cádiz se está convirtiendo en un lugar de visita obligada para los amantes de la tradición, las costumbres y la esencia de Andalucía.
Otras de sus delicias es el atún rojo de almadraba que a veces se tuesta ligeramente con soplete sobre el mismo plato. La Gaditana es una de las referencias capitalinas de la cocina andaluza y del mar y tanto su barra como su comedor se llenan todos los días por una parroquia fiel como pocas.
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Un texto de Enrique Sancho.
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