Grandes ciudades, pequeños municipios, rincones del mundo… El planeta está repleto de lugares atractivos que nos encanta descubrir. Bermeo, en Vizcaya, es uno de esos destinos. Esta población pesquera del norte de España, en el País Vasco, tiene un no sé qué que consigue encandilar a aquellos que lo visitan.
La localidad vizcaína es uno de los principales puertos de este territorio. Aquí se respira un ambiente marinero que nos recuerda que todo surge en torno a su antiguo y encantador puerto, en el que vemos casas de múltiples colores que animan la vista del paseante. De hecho, esta urbe posee una de las industrias conserveras de productos del mar más importantes de este punto del país. También el Museo del Pescador da fe de la larga tradición que vincula a Bermeo con el mar.
Flanqueando el puerto encontramos miradores que nos proporcionan una vista panorámica increíble del entorno, en el que el mar es el gran protagonista.
Bermeo, fundada en el siglo XIII, presume de un núcleo histórico, declarado Bien Cultural, que sorprende por su marcada personalidad y su belleza. La conocida como Ruta de las Esculturas nos va mostrando la cultura y las tradiciones de la población. Son espectaculares obras de arte que aparecen a lo largo de nuestro paseo por las calles de la ciudad. Algunas de las muchas figuras artísticas que forman esta curiosa colección son ‘Monumento a los pescadores’, ‘Vendedoras de pescado’ o ‘El regreso’. Esta última nos habla del momento en el que vuelven a su hogar aquellos que trabajan en el mar.
El entorno natural de Bermeo también es uno de sus grandes valores. Forma parte de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, uno de los espacios naturales más espectaculares del litoral peninsular en el que destacan montañas, acantilados, islas… Precisamente, una de las grandes joyas bermeanas es San Juan de Gaztelugatxe. Se trata de un pequeño islote conectado con la península a través de un empinado y largo camino que, entre escalones y cuestas, nos va regalando unas vistas impresionantes.
En la cima de esta bonita roca nos espera la ermita situada a 80 metros de altura sobre el nivel del mar, un lugar por el que sienten una especial devoción los habitantes de Bermeo que cada 24 de junio se acercan hasta allí en romería. La ermita cuenta con una campana que va marcando el ritmo a la música que producen los sonidos del mar.
Este enclave, que en 2014 se alzó como ganador de las Siete Maravillas Naturales de España, también tiene su propia leyenda. Se cuenta que hasta aquí llegó el mismísimo San Juan el Bautista procedente de Bermeo. El santo dio tres enormes pasos que quedaron marcados en el terreno dibujando el actual camino hacía el islote.
Revista Viajes y Lugares
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