No es un sueño, es real y se llama Skópelos

Estamos en un lugar que nos parece haber soñado en alguna ocasión. Un punto del planeta que nos evoca miles de sensaciones y nos seduce con su brillo y sus múltiples colores: el blanco de sus pintorescas casas encaladas, el verde de su entorno de vegetación exuberante, el azul del Egeo que la rodea y los rojos, amarillos, morados… de las flores que adornan sus fachadas y balcones. Cerca de seis mil personas habitan este lugar idílico.

La isla griega de Skópelos es uno de esos trocitos de mundo que nos gusta elegir como salvapantallas para nuestro ordenador. Un escenario para ser contemplado y que nos invita a imaginarnos inmersos en él. Un lugar del territorio heleno que, al menos de momento, sigue libre de las grandes avalanchas turísticas a pesar de haber alcanzando gran visibilidad tras prestar sus increíbles paisajes y aguas cristalinas para el rodaje de la película Mamma Mia!

Como en el resto de Grecia, la historia y la mitología se funden para dar forma a un pasado fascinante en el que griegos, romanos, turcos, bizantinos y venecianos se han ido paseando por estas tierras junto a reconocidos piratas, como Barbarroja, y personajes mitológicos como Estáfilo, cuyo nombre significa racimo, quizás por ser uno de los hijos que Dionisio, el dios del vino, tuvo junto a Ariadna, primogénita del rey Minos. Tal vez haya que atribuir a estos orígenes mitológicos el motivo de que la vid sea uno de los cultivos más apreciados y extendidos de esta preciosa isla.

Skópelos es también el nombre de la pequeña capital de la isla. Todo aquí está alfombrado de pequeñas iglesias y encantadoras ermitas blancas, entre las que destaca la iglesia de San Atanasio, un templo que guarda importantes iconos. Las estrechas callejuelas de la población muestran una sencilla arquitectura tradicional que nos envuelve en una placidez indescriptible. El punto más elevado nos recibe con los restos de un castillo veneciano del siglo XII, desde donde se disfruta de una panorámica inmejorable.

La especial ubicación de la iglesia de Agios Ioannis Kastri la convierte en un lugar muy peculiar y de obligada visita. Se encuentra en el mar, rodeada de olivos y sobre una gran roca. Si queremos llegar hasta ella hemos de animarnos a subir los más de cien escalones que hay hasta la cima.

La isla está llena de playas de postal y maravillosas calitas que quitan la respiración. Casi todas ellas nos ofrecen una fina y blanca arena. La mejor opción es visitarlas alquilando una pequeña embarcación para trasladarnos de cala en cala sin perdernos ninguna. Algunas de las playas más destacadas son Castri, Panormos, Glisteri, Stafilos, Milia o Velani, entre otras muchas.

Esta pequeña joya griega también ofrece un amplio abanico de posibilidades deportivas y actividades al aire libre, como buceo, surf, diferentes itinerarios en barco… Una atractiva opción es recorrer la isla alquilando una bicicleta.

La isla nos brinda una rica gastronomía que sigue la tradición griega. Podemos comprobarlo en algunas de sus muchas tabernas y restaurantes, especialmente en la capital donde, llegada la noche, también podemos lanzarnos a disfrutar de una variada vida nocturna, especialmente en los meses de verano.

Revista Viajes y Lugares