Para conocer los orígenes de la Fiesta del Capitán tenemos que remontarnos al mes de julio del año 1450. Quince años antes, el rey Juan II había concedido a Frías el titulo de ciudad y once años después la cambia con Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro, por la Villa de Peñafiel, tomando posesión del pueblo por un portillo del Castillo que hoy todavía es conocido como “puerta falsa”.
Durante cuatro años las relaciones entre la ciudad y el noble fueron buenas, pero una serie de decisiones tomadas por el Conde de Haro colmaron la paciencia de los vecinos. Primero la retirada paulatina de los fueros que a Frías le fueron concedidos por el rey y finalmente una subida de impuestos que los fredenses se negaron a pagar. Y es cuando llega el fatídico mes de julio de 1450 y la Ciudad de Frías es cercada por las tropas del conde y ante esta situación los vecinos nombraron a un joven aguerrido y valiente para encabezar la guerra.
Este nombramiento y el recuerdo de aquel asedio dieron origen a la Fiesta del Capitán, que se viene celebrando con bastante rigurosidad desde los mismos orígenes y por ordenanza municipal del año 1481 cada 24 de junio. Desde 1964 se celebra siempre el domingo más cercano a esta fecha.
Como sucede en otros mucho lugares, la vestimenta del Capitán no coincide con la que se llevaba en la época. Viste una chaqueta de corte napoleónico, acompañada de un pantalón blanco con galones de Capitán, sable y gorro. Durante la celebración esta acompañado por cuatro danzantes ataviados con pantalón y camisa blanca, faldón también blanco y almidonado, alpargatas del mismo color con cintas rojas y en la cabeza un clavel a un lado y un cigarro puro al otro. Completan su atuendo con una banda gruesa que les cruza el pecho desde el hombro a la cintura y de donde cuelga un bonito pañuelo. Y en el cuello a modo de corbata, una cinta también roja sujeta por un anillo. En las manos unas castañuelas tocadas con gran habilidad al ritmo marcado por las dulzainas y el redoblante.
Declarada de Interés Turístico Regional, la Fiesta del Capitán da comienzo el sábado 23 con la reunión de los danzadores en la Calle del Mercado donde realizan un solemne baile para posteriormente dirigirse hacia el Ayuntamiento bailando la tradicional danza de San Juan. Una vez en la Casa Consistorial se recoge la bandera y la comitiva se dirige al Castillo donde se llevará a cabo el nombramiento del Capitán, tras el revoloteo de la bandera. Después de dar la Primera Vuelta por las calles de Frías, al anochecer se dan por terminado los actos de las vísperas.
El domingo, día grande, la fiesta comienza muy temprano con los danzantes y gaiteros recorriendo casa por casa en las tradicionales dianas. Una vez finalizado este acto, en la Iglesia de San Vicente Mártir se celebra la Misa del Capitán y a la finalización de la misma, dará comienzo la Segunda Vuelta.
Posteriormente el Capitán recoge la bandera que esta situada en el Ayuntamiento y tras ser alabado por los danzantes al grito de “A la salud del Capitán y su acompañamiento, que Dios le guarde por muchos años. ¡QUE VIVA!”, comienza su desfile por las calles dirigiéndose al puente acompañado por los danzantes, dulzaineros y redoblante, así como por las autoridades, vecinos y visitantes y por unos hermosos caballos enjaezados.
Cuando el Capitán llega a la calzada romana, ordena: “¡Chiquillos a las habas y las cerezas!”, y la chiquillería corre a las huertas y fincas a coger dicho fruto. Continúan hasta el puente románico y se acercan a la Era de Santa María del Puente, donde el Capitán hace una reverencia respondiendo a los vivas de los danzantes, se quita el sombrero y revolotea la bandera a ras del suelo formando una única serie de movimientos, una vez hecho esto la carga elegantemente al hombro.
Tras los vítores se encamina a la ciudad acompañado por los cánticos de las mujeres por el camino de la Rueda, haciendo otra parada en la Era de San Juan, lugar donde estuvo la iglesia del mismo nombre, donde repite lo mismo que hizo anteriormente con la bandera pero en este caso con dos series de movimientos. Una vez ha llegado a la ciudad, el Capitán revolotea la bandera por tercera vez.
Llega la tarde del domingo y con ella el acto más importante y llamativo de la fiesta: el baile de las tradicional Jota de San Juan. El Capitán sale del Ayuntamiento acompañado por los danzantes en busca de la moza que ha sido elegida para ser la Capitana. Vuelven a la Plaza del Ayuntamiento y allí se celebra el baile que es aplaudido por el público. Posteriormente se celebra el Baile de la Justicia en el que los protagonistas son la Corporación Municipal que interpretan el baile con sus respectivas parejas.
Termina la fiesta con la Tercera Vuelta a la ciudad y al llegar a la Calle del Convenio el Capitán clava la bandera en el centro de una piedra circular y blanca y reparte rape entre todos los asistentes en recuerdo del reparto de víveres que se realizó en el famoso asedio.
Un marco inmejorable
Situada en la Comarca de Las Merindades, el nombre de Frías procede del término “Aguas Fridas”. Esta pequeña población burgalesa, que tiene el honor de ser considerada la ciudad más pequeña de España, es en la actualidad un importante y bellísimo núcleo turístico que forma parte del territorio de Raíces de Castilla. Pasear por sus calles y plazas y admirar su numerosos monumentos, resultado de su gran historia, significa embarcarse en un viaje en el tiempo que lleva a la Edad Media donde las damas, caballeros, campesinos, artesanos o monjes eran los verdaderos protagonistas.
Castillo de Frías
Se trata de uno de los castillos roqueros más espectaculares de Castilla. De gran valor estratégico y situado sobre una peña que domina el Valle de Tobalina, su estampa coronada por la espectacular torre del homenaje es una de las postales más reconocidas de Castilla y León y símbolo de Frías en toda España. Cuando accedemos al interior nos recibe un arco ojival y una vez dentro nos encontramos con un gran patio de armas, la crujía de servicios, graneros, bodega y en el centro un aljibe. Al sur están las dependencias residenciales donde se conservan tres magníficos capiteles románicos.
Casas colgadas
Otra de las estampas reconocidas de la ciudad de Frías es la que ofrecen sus casas colgadas. De toba y madera, en su construcción supieron aprovechar el reducido espacio que brinda “La Muela”, gran roca sobre la que se asienta la parte alta de la ciudad, siendo levantadas en los mismos extremos de la roca y fundiéndose con el precipicio. Claro ejemplo de un urbanismo que se adapta al escaso terreno, lo que obliga a desarrollar la casa hacia arriba y hacia abajo, excavando en la roca de toba y logrando superar las dos plantas de altura.
Puente Medieval
Estamos ante uno de los monumentos más importantes de Frías. Levantado durante la repoblación de estas tierras llevada a cabo por Alfonso VIII para salvar el paso del río Ebro, su origen probablemente fuese romano, siendo reconstruido en varias ocasiones durante la Edad Media. Pisar sus piedras significa caminar sobre la antigua calzada romana, muy importante para el comercio entre la Meseta y la Costa Cantábrica. En el centro se levanta majestuosa la torre para el cobro del portazgo, peaje que los comerciantes de la Bureba y Rioja y los rebaños trashumantes estaban en la obligación de pagar para ayudar a costear la carga económica que suponía tener un puente sobre el Ebro en la Edad Media.
Iglesia de San Vicente Mártir
Situada en un lugar privilegiado, junto a un cortado rocoso y con unas espectaculares vistas del valle, este templo ha llegado hasta nuestro días con una extraña mezcla de estilos. La traza primitiva de la iglesia de San Vicente Mártir fue románica, estilo del que solo se conservan algunos restos y al que pertenecía la todavía recordada portada que se encuentra en el Museo de Claustros de Nueva York. En el interior destacan el retablo barroco del Cristo de las Tentaciones y los neoclásicos de la Soledad y el Mayor, la Capilla de la Visitación con una exquisita reja de forja, un retablo del siglo XVI del pintor Juan de Borgoña y dos sepulcros con ornamentación plateresca. No podemos dejar de mencionar la amplia colección de imaginería religiosa del siglo XVII, la sillería barroca, el órgano y diferentes pinturas religiosas.
Otros monumentos
En este repaso por el patrimonio monumental de la Ciudad de Frías es necesario hablar del recinto amurallado y las diferentes puertas que aún se conservan, la Puerta de Medina, la del Postigo y la de la Cadena; el lavadero medieval y varios templos religiosos como las iglesias de San Vitores en la que destaca la portada gótica ubicada al sur de la construcción y la de San Martín de Tours en el barrio de Quintanaseca, pequeño templo románico con bonita espadaña y los conventos de San Francisco y el de Vadillo del que se conserva parte del claustro, varias capillas y una gran iglesia de época gótica.
Para finalizar nos acercaremos hasta el pueblo de Tobera donde se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de la Hoz, templo que sirvió en la Edad Media de hospedería a los peregrinos que se dirigían Santiago y donde podremos admirar los bellos saltos de agua del río Molinar a su paso por el pueblo.
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