En ocasiones, el incuestionable poder de atracción turístico de una capital parece mitigar las luces de otros lugares de la provincia. Las potencialidades y los argumentos para visitarla, a veces, son de tal magnitud que debilitan el singular brillo que irradian otros destinos cercanos.
Esta consideración, como el lector seguro ha podido constatar en muchos lugares, es aplicable a numerosas provincias de España. Sin embargo, hoy me quiero referir a una de ellas. A Sevilla.
En el caso de la capital hispalense, la mayoría tenemos en el subconsciente una idea en la que nos vienen a la cabeza imágenes de la Giralda, el flamenco, la Feria de abril, la Semana Santa, la plaza de toros de la Maestranza, la Torre del Oro, el Archivo General de Indias, la Catedral, el puente de Triana o un tranquilo paseo por las orillas del Guadalquivir, por citar algunos aspectos representativos.
Sin embargo, la provincia de Sevilla es mucho más. Es, por ejemplo, la densa historia de la localidad de Osuna, es la rica tradición de los mantecados de Estepa, es Écija, es Lebrija (cuna de Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática en castellano), es el encanto de Carmona y sus murallas, es Utrera y es también el norte de la provincia.
Escribo el “norte de la provincia” porque, en mi opinión, existe un armonioso conjunto de potencialidades turísticas en las vertientes más diversas (históricas, culturales, naturales, orográficas, arqueológicas, geológicas, etc.) que han conseguido generar un incuestionable poder de atracción para el visitante que no deseo que pasen desapercibidas en estas líneas.
Esta cohesión de posibilidades se ve avalada también por el cambio del tipo de paisaje que vamos apreciando según nos acercamos. Estamos en tierras de dehesas, encinas, alcornoques y sierras, donde el verde es el color predominante. Nos encontramos en la Sierra Morena sevillana.
Déjenme, pues, que les mencione, aunque solo sea de manera breve, algunos de estos potentes argumentos.
1.- La belleza de pueblos como Constantina, Guadalcanal, Cazalla de la Sierra o El Pedroso. Pequeños municipios, de estrechas calles de un blanco reluciente que parecen recién pintadas, a los que les viene como anillo al dedo la expresión “pueblos con encanto”.
2.- El Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla. Con sus más de 177.000 hectáreas es un hervidero de vida en flora y fauna.
3.- Estamos, aunque no suele conocerse, en territorio de vinos con mucha y larga historia. Afortunadamente, los esfuerzos que se están haciendo por preservar y mantener estos caldos están dando sus merecidos frutos, pudiendo presumir, con contrastadas razones, de poseer en sus vitrinas numerosos galardones internacionales.
Por cierto, estas tierras fueron grandes productoras y exportadoras de vinos al Nuevo Mundo. Tanto que esta notoriedad apareció en obras de Cervantes y Lope de Vega. Esta floreciente industria vitivinícola fue posteriormente decayendo mientras crecía la de la elaboración de anisados y aguardientes.
4.- El monumento Natural de las Cascadas de Huéznar. En el término municipal de San Nicolás del Puerto encontramos este regalo de la naturaleza formado por diferentes cascadas y pozas. Un pequeño paraíso verde, con abundante vegetación, que se forma al precipitarse las aguas de este río sobre curiosas formaciones calizas.
5.- La Cartuja de Cazalla. Situada a pocos kilómetros de la localidad de Cazalla de la Sierra, es seguramente uno de los grandes descubrimientos de mi viaje. Es un magnífico conjunto arquitectónico en el que podemos conocer perfectamente cómo discurría la sobria vida de esta Orden monástica. Tras la desamortización de Mendizábal en 1836 estos edificios entraron en un periodo de abandono, decadencia y dejadez. En 1973 fueron comprados por manos privadas y empezaron a realizarse una serie de trabajos para salvarlos de su estado ruinoso. Como curiosidad, en el año 1986 los esfuerzos de rehabilitación y restauración obtuvieron el prestigioso premio Europa Nostra.
6.- La playa de San Nicolás del Puerto. Así es. No me equivoco al escribirlo. Entre estas sierras del Norte de Sevilla descubrimos esta playa fluvial en las orillas el rio Galindón. Dotada de todas las comodidades (chiringuitos, barandillas o sombrillas) es un extraordinario refugio de vecinos y foráneos para aliviar el calor del verano.
7.- Unas minas con mucha historia. Es el “Monumento Natural Cerro del Hierro”. Un lugar sorprendente. El pasado minero de este territorio está unido a la riqueza de su subsuelo y aún permanecen visibles algunas estructuras construidas por el hombre. El trabajo realizado durante siglos ha dejado al descubierto un paisaje único tanto por las inimaginables formaciones rocosas como por sus increíbles colores.
8.- Un río que nace de las profundidades. Dicen que es uno de los manantiales más caudalosos de la provincia de Sevilla. Sito en San Nicolás del Puerto, rodeado de chopos y olmos, es el inicio del río Huéznar. Unas burbujas, que se pueden apreciar en un pequeño estanque, delatan su incipiente inicio a la vida. Se trata de un lugar muy visitado por los turistas. Sus alrededores están acondicionados con pasarelas de madera para preservar y resguardar este espacio natural único.
9.- Seguramente han oído hablar del empresario José Manuel Lara Hernández, fundador de la editorial Planeta, una de las referencias en el mundo empresarial de las últimas décadas. Era natural de la localidad de El Pedroso. Recomiendo acercarse y conocer en este pueblo el Centro de la Cultura “Escuelas Nuevas”. Su visita es imprescindible. Entre los diferentes espacios que alberga quiero destacar dos. Uno, dedicado a la historia de la escritura y, otro, a la obra del más famoso de sus vecinos y a los “Premios Planeta”, el galardón literario en castellano mejor dotado económicamente del mundo.
Mi periplo por esta “Sierra Norte de Sevilla” ha sido un incesante aprendizaje. Dicen, con razón, que no hay nada como viajar para abrir mentes y conocimientos. Descubrir este territorio nos adentra en un paraje de verdor continuo, donde las temperaturas estivales no son tan extremas.
He bebido sus famosos licores y anisados, he paseado por sus calles, he subido al precioso castillo de Constantina para disfrutar de sus panorámicas, me han enseñado muchas de las riquezas escultóricas de sus templos e iglesias y he comprobado, gracias a fantásticos guías (uno de ellos el magnífico poeta cazallero Antonio Parrón que nos recitó algunos de sus poemas), el calor, afecto y cariño con el que se acoge al visitante.
La Sierra Norte de Sevilla (o mejor dicho, “Sierra Morena sevillana”, que es como, según me decían, prefieren llamarla) es un magnífico destino para nuestro próximo viaje. Zona de manantiales, cascadas y riachuelos; acogedora tierra verde de dehesas interminables que se funden con las sierras; un magnífico lugar que antaño fuera de recogimiento monacal es ahora un territorio idóneo para relajarse, para olvidarse de prisas y los agobios. Es, si se me permite la expresión, “la otra Sevilla”, “la desconocida”.
Sólo me queda finalizar estos párrafos con dos palabras (que a la vez son una clara recomendación) muy elocuentes y sinceras: “Quiero repetir”.
Consejos útiles:
1.- Web Turismosevilla.org. Resalto esta página “on line” porque es una buena manera de descubrir los muchos alicientes que la provincia ofrece
2.- ¿Dónde dormir? En esta ocasión, aconsejo dos alojamientos con mucho encanto:
El Cortijo Las Navazuelas, cerca de Cazalla de la Sierra. Es un precioso proyecto familiar de recuperación de un antiguo cortijo que supone una decidida apuesta por una vida acorde con el entorno natural donde se encuentra. El huésped respirará la tranquilidad de un escenario único.
Cortijo Los Pozos de la Nieve. Un edificio que, entre otras cosas, a lo largo de su historia “producía” hielo para abastecer a la ciudad de Sevilla. Pernoctar entre estos muros se convierte en una experiencia sin igual. Su labor de recuperación y rehabilitación fue premiada por Europa Nostra Awards 2006.
3- ¿Dónde Comer?
En Cazalla de la Sierra, el restaurante “Casa Agustina”. Un fascinante descubrimiento. Como curiosidad, está dentro de la prestigiosa guía Michelin en la categoría “Big Gourmand”.
En El Pedroso, el restaurante “Taberna El Cruce”. Una sobresaliente representación de la cocina tradicional de estas tierras.
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