Por todos es sabido que la localidad burgalesa de Covarrubias destaca por su historia, su patrimonio, su arquitectura popular, sus vinos y su gastronomía. Pero la villa rachela nos sorprende además con hermosos rincones, donde la naturaleza ha sabido pintar un paisaje de vivos colores que van del verde de sus bosques, pasando por el azul del agua y del cielo y acabando en los grises de sus estrechas y pronunciadas gargantas.
Este rico y variado patrimonio natural brinda la posibilidad de realizar diferentes rutas para descubrir algunos de los parajes más impresionantes de la Comarca de Arlanza. Uno de esos regalos que esta tierra hace al visitante es el Desfiladero del Ura, estrecha y serpenteante garganta rocosa abierta por el río Mataviejas, que también da nombre al desfiladero y que finaliza en el amplio Valle de Tabladillo. El río, que discurre encajonado entre paisajes agrestes desde su nacimiento en la Peña Carazo hasta su desembocadura en el Arlanza, forma este bonito desfiladero entre las localidades de Ura y Castroceniza.
Esta ruta de senderismo, que apenas cuenta con 5,6 kilómetros de longitud, es un agradable y sosegado paseo en el que los únicos compañeros de viaje serán los bellos ejemplares de encinas, fresnos, chopos, sauces y mimbreras que nos escoltan durante la excursión. Y donde los únicos sonidos que escucharemos serán el que produce el lento caminar del río y el canto de algunos de los habitantes de este privilegiado entorno natural, como son el colirrojo tizón o el ruiseñor, que nos amenizaran con sus agradables melodías.
Nuestro viaje empieza en el pequeño pueblo de Ura, al que llegaremos desde Covarrubias tomando la BU-904 hasta Puentedura. En esta localidad siguiendo por la Calle Real se llega directamente a nuestro destino. Esta pequeña aldea, rodeada de fuertes paredes calizas, fue cabeza de alfoz en el siglo X y conto con el monasterio de San Mamés de Ura, del que no se conserva ningún resto y donde sorprende la iglesia de San Martín de estilo gótico. A la entrada de Ura existe un aparcamiento donde dejaremos el coche, para posteriormente atravesar el pueblo y salir por el extremo opuesto.
Continuamos nuestro camino con el río Mataviejas a nuestra derecha, y en breve accedemos a los tramos más espectaculares del desfiladero donde podremos admirar las curiosas y caprichosas formaciones geomorfológicas que la erosión del río ha moldeado, y que da cobijo a diferentes aves, entre las que destacan el buitre leonado y el alimoche. Hábitat natural de otras especies como el águila real, el halcón peregrino, el cernícalo vulgar, el búho real, así como jabalíes, corzos, tejones o gatos monteses, el desfiladero merece la pena ser visitado en cualquier época del año. En el verano, la cercanía del río es un interesante reclamo, mientras que el invierno nos ofrece una postal completamente diferente con la nieve como protagonista. Y por supuesto, el otoño y la primavera tienen la virtud de atraernos con sus llamativos colores.
Existe una leyenda que explica la razón de que el Desfiladero del Ura sea también conocido como Mataviejas. Regresaba el Cid Campeador de una de sus incursiones y llegando la noche hizo parada en el Monasterio de Silos, antiguamente llamado de San Sebastián. Dos extrañas ancianas con pinta de hechiceras salieron al paso de sus tropas y convencieron a Rodrigo para hacer noche en un acogedor paraje que ellas conocían. Lo que no sabía el Cid era que estas mujeres eran aliadas de los infieles y su misión era engañar a los cristianos y conducirlos a una emboscada morisca.
El campamento de los cristianos fue atacado por un ejercito que les doblaba en número, pero cuando todo parecía perdido, de la angostura del desfiladero surgió una luz cegadora que iluminó el campo de batalla, provocando la huida de los moriscos y abandonando a su suerte a las dos ancianas que salieron a toda prisa perseguidas por las tropas del Cid. La oscuridad volvió a cubrir el paisaje impidiendo a las hechiceras ver que iban directas al precipicio, cayendo al río donde encontraron su final, de ahí el nombre de Mataviejas.
La explosión de la Primavera en la puerta de casa
No es necesario recorrer una gran distancia desde Covarrubias para presenciar un nuevo milagro de la naturaleza, que se repite cada año con la llegada de la primavera: la floración de los cerezos. Toda la villa se encuentra rodeada de estos árboles que con el paso del duro invierno a la deseada primavera inundan el paisaje de flores de un blanco puro, que contrasta con el verde de los campos, el azul del cielo y el rojizo de la tierra.
Desde la villa se puede realizar una agradable ruta a pie, en bicicleta o incluso a caballo y que nos permitirá disfrutar de este espectáculo. Justo después de cruzar el puente de Covarrubias tomamos la calle de San Roque, que discurre paralela al río y que nos lleva al Molino La Valandera. Continuamos nuestro tranquilo paseo hasta encontrar una bifurcación, punto en el que podemos optar por cualquiera de las dos opciones, pues esta ruta que vamos a realizar es en realidad una ruta circular. Optamos por continuar por la derecha, siempre con el río como fiel compañero de viaje hasta que el camino nos obliga a girar a la izquierda.
Pronto llegamos a la Ermita de Redonda, donde encontraremos un pequeño “mirador” natural que nos permitirá admirar los campos anegados de flores blancas con la majestuosa estampa de la villa al fondo. Continuamos por el primer camino que encontramos a nuestra izquierda y que va paralelo al que hemos traído con anterioridad, hasta llegar nuevamente a la calle de San Roque que nos acerca a nuestro punto de partida.
La caída de las flores deja un pequeño poso de tristeza, que rápidamente se convierte alegría, pues eso significa que empieza el proceso para que el cerezo de su tan ansiado fruto. La cereza rachela de Covarrubias tienen un tamaño más pequeño de lo normal, y tradicionalmente en la zona se cultivan dos variedades, una de un color rojo intenso y otra de amarillo verdoso con ribetes blancos, aunque en las plantaciones nuevas se están empezando a utilizar variedades llegadas de otros puntos de España. A pesar de no usar variedades autóctonas, las especiales condiciones ecológicas de esta tierra confieren algunas características específicas al producto, como su sabor persistente y su aroma. Como homenaje a este preciado fruto, cada mes de julio la villa celebra la Fiesta de la Cereza.
Los sabinares del Arlanza y el desfiladero de la Yecla
El Espacio Natural de los Sabinares del Arlanza tiene una superficie de algo más de 26.000 hectáreas y se encuentra en la comarcas de Arlanza y Sierra de la Demanda. En este punto de la geografía burgalesa se localiza uno de los más extensos y mejor conservados sabinares de Europa, con ejemplares que superan los 2.000 años de vida. La sabina albar, cuyo nombre científico es “Juniperus thurifera” y que significa “productora de incienso”, es una especie superviviente de épocas prehistóricas y que comparte espacio con masas de encinas, quejigos, rebollos, pinos y enebros, siendo el hábitat de numerosas especies de aves y mamíferos.
Dentro del espacio natural y situado en la vecina localidad de Santo Domingo de Silos, se encuentra el Desfiladero de la Yecla, estrecha y profunda garganta excavada en los bancos de caliza de las Peñas de Cervera. Este angosto desfiladero que ha sido producido por la acción constante del Arroyo El Cauce durante millones de años, cuenta con una distancia aproximada de 600 metros, y es posible recorrerlo fácilmente a través de una serie de puentes y pasarelas colgantes que nos permiten admirar numerosas cascadas y pozas. Poco recomendable para personas con claustrofobia, pues algunos tramos no superan los dos metros de ancho y por los que a duras penas se filtra la luz del sol, se trata de un rincón de una impresionante belleza natural. Y en las alturas de estos cortados calizos han establecido su hogar una variada y abundante población de aves rapaces, destacando el buitre leonado que forma una colonia de más de cien parejas.
Infinitas posibilidades para la práctica de actividades de naturaleza
Gracias a este impresionante patrimonio natural, Covarrubias es el marco ideal para la práctica de diferentes actividades al aire libre y para la realización de diversas pruebas deportivas, organizadas por las asociaciones de la villa, y que cuentan siempre con el apoyo del Ayuntamiento.
Pruebas de BTT como la organizada por la Diputación Provincial de Burgos y que forma parte del circuito provincial; la Canicross Villa de Covarrubias, que reúne a un número importante de deportivas acompañados de sus perros, para participar en esta prueba puntuable para el Circuito Provincial Trofeo Diputación; el Descenso del Arlanza, prueba deportiva de piragüismo que no tiene carácter competitivo y que este año celebra su vigesimonovena edición; la Mamblas Trail, prueba de running que consta de tres modalidades o la San Silvestre Rachela, que sirve para despedir del año.
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