Una abadía entre campos de lavanda

Situada en un precioso valle provenzal, a pocos kilómetros de Aviñón y junto a la encantadora localidad francesa de Gordes, se encuentra la Abadía de Nuestra Señora de Sénanque, una construcción del siglo XII que destaca por la belleza de su sencillez. Impone el tono gris del conjunto y casi se saborea la paz que se respira en este extraordinario lugar.

La comunidad de monjes cistercienses que lo habita obtiene su sustento de los productos de la tierra que rodea al monasterio. Sin duda, de todos ellos la lavanda es la gran protagonista. Con esta planta elaboran cremas, fragancias, miel y otros artículos que después venden a los visitantes y a través de su tienda online, porque incluso a estos lugares apartados hace tiempo que llegó Internet.

La abadía también recibe visitas guiadas y ofrece retiros espirituales, estancias que sientan como un bálsamo para combatir el estrés y el vertiginoso ritmo de vida de la sociedad actual.

Visitar los campos de lavanda es uno de los principales reclamos de la zona. La lavanda florece a finales del mes de junio y los colores y aromas que regala esta tierra se encuentran entre los más apreciados del planeta. Su contemplación es un auténtico placer para los sentidos.

El Parque Natural Regional del Luberon

La Abadía de Nuestra Señora de Sénanque se encuentra en un entorno privilegiado: el Parque Natural Regional del Luberon, en el corazón de la Provenza. Este parque, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, acoge algunos de los pueblos más bonitos del país, poblaciones con un patrimonio arquitectónico y natural excepcional.

El Luberon presenta casi sesenta kilómetros de bonitas y escarpadas montañas. Aquí se encuentra el macizo de ocres que muchos artistas han utilizado en sus pinturas para plasmar esta tierra rica en paisajes espectaculares. Es el caso de gran pintor Paul Cézanne, nacido en Aix-en-Provence en 1893, ciudad en la que se conserva intacto su estudio-museo.

Revista Viajes y Lugares