En el corazón de Eslovenia se encuentra su capital, Liubliana, una ciudad con algo más de 270.000 habitantes que ha sabido preservar un maravilloso entorno natural que combina con su amplia oferta monumental y cultural y sus propuestas para todos los gustos.
La huella de los Habsburgo queda patente en la capital, así como su pasado romano. Pero no olvidamos que estamos en una bella y serena ciudad balcánica que nos invita a recorrer sus calles adoquinadas, sin aglomeraciones y a nuestro aire, mientras nos envuelve con su tranquilidad. Su centro histórico es encantador, tanto que muchos visitantes la han bautizado como “la nueva Praga”. Además, esta vibrante urbe eslava cuenta con la universidad más grande y antigua del país, por lo que la presencia continua de estudiantes aporta un aire muy juvenil al lugar.
Seguimos por el casco antiguo de la ciudad para encontrarnos con la Catedral y con preciosos edificios, tanto medievales como pertenecientes a la época barroca italiana. Una experiencia muy recomendable es realizar una excursión en barco por el río que cruza la ciudad, el Liublianica. Sobre él se encuentran los famosos puentes de la capital eslovena. El Puente del Dragón, uno de los primeros puentes de hormigón armado en Europa, es el más famoso de todos. Esto es debido a que esta figura mitológica es el símbolo de la ciudad y nos remite a la leyenda griega que atribuye la fundación de Liubliana a Jasón y los Argonautas. Se cuenta que Jasón dio muerte al feroz dragón que habitaba el río, liberando a los vecinos de la zona de los problemas que su presencia provocaba.
El Castillo de Liubliana, del siglo XII, es otra visita imprescindible. Situado en lo alto de una colina que se eleva sobre la ciudad, es uno de los edificios más emblemáticos y nos ofrece unas vistas impresionantes.
Entre tanto vetusto edificio, si nos alejamos un poco del centro, veremos destacar una construcción de líneas modernas que contrasta con lo visto hasta el momento: el Arena Stozice, el pabellón deportivo de la capital que acoge competiciones de diferentes disciplinas deportivas, como baloncesto, balonmano o voleibol.
Nos despedimos de Liubliana haciendo una parada para comer. Aquí siempre es una buena idea acercarse a una “gostilna”, locales o tabernas muy populares que ofrecen buena comida tradicional y casera, elaborada con ricos productos frescos y a unos precios muy asequibles.
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